Después de tres años sin subir al cuadrilátero, sin alternativa de trabajo, la peleadora mexicana Jessica González pensó en el retiro. Hace unos días en Moscú, ya como nueva campeona mundial interina en peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), lo recordó con cierto humor ante lo imprevisible que ha sido su carrera. Este fin de semana, Jessica venció por decisión dividida a la invicta Tatyana Zrazhevskaya en Ekaterimburgo, Rusia. Muy lejos de casa, viajó con cierta incertidumbre, pero con el entusiasmo de regresar al boxeo tres años después desde su último combate.
“Era mucho tiempo ya sin pelear”, cuenta Jessica desde Moscú a La Jornada; “no podía seguir más tiempo inactiva, mejor retirarme; además me desdeñaban los promotores para sus peleadoras. Pero de pronto salió esta oportunidad y todo cambió: ahora tengo la posibilidad de buscar a la campeona por el título absoluto”.
Jessica partió a Mocú con el entusiasmo de recuperar una carrera que sentía en vilo. Temía que el ambiente fuera demasiado hostil y los jueces se inclinarán por la peleadora local. Sin embargo, dice que todo fue muy apegado a la justicia deportiva. “Los jueces calificaron con mucho profesionalismo; incluso Tatyana me levantó el brazo al final del veredicto. No puedo quejarme, fue una gran noche”.
Había otros temores: tres años sin pelear en un cuadrilátero son demasiado. Aunque nunca dejó de entrenar, Jessica sabía que no es lo mismo. Además sería en la división gallo, una categoría en la que no peleaba hacía más de siete años.
El deseo de hacer su trabajo y recuperar el estatus de campeona del mundo, que ya había ostentado en el pasado por la Asociación Mundial de Boxeo, le permitió sobreponerse. Jessica está convencida que la titular regular de la división, Yuliahn Luna, deberá enfrentarla para definir a la reina absoluta. Ahora, la vida profesional de Jessica está mejor que nunca.