Brasilia. Miles de mujeres de pueblos originarios protestaron ayer en esta capital contra la “agenda antindígena” del presidente Jair Bolsonaro y para presionar a la Corte Suprema por un juicio clave para el destino de cientos de reservas.
Al término de la marcha, las manifestantes quemaron un monigote de cartón que representaba a Bolsonaro, quien junto a sus aliados del agronegocio acelera la tramitación de proyectos considerados por los indígenas como amenazas a sus tierras ancestrales.
Con sus coloridos tocados de plumas y tatuajes, unas 5 mil mujeres de 172 etnias de todo Brasil, según los organizadores, marcharon por la Explanada de los Ministerios, al grito de “Fora Bolsonaro”. Llegaron hasta una simbólica plaza, donde en 1997 un indígena de la etnia pataxó fue quemado vivo por cinco jóvenes.
“Las mujeres son las que más necesitan los territorios demarcados”, declaró Glicéria Jesus da Silva, una mujer de 39 años de la etnia tupinambá de Bahía.
“La vulnerabilidad de las mujeres es por la violencia de los hacendados, que invaden los territorios, agreden al medioambiente, talan árboles, tiran veneno en los ríos que acaba intoxicando a nuestros hijos”, agregó.
Los indígenas, que representan 0.5 por ciento de los 213 millones de brasileños, llevan décadas en conflicto con el pujante sector del agronegocio para defender sus reservas, que ocupan 13 por ciento del territorio de Brasil y son objetivo frecuente de invasores de tierras, mineros y traficantes de madera ilegal.
Las mujeres están acampando en Brasilia desde el martes. Ese día se realizaron multitudinarias marchas a favor de Bolsonaro por el Día de la Independencia.
Su idea era marchar el miércoles y jueves por la Explanada de los Ministerios hasta el Supremo Tribunal Federal, pero no pudieron hacerlo porque estaba bloqueada por camioneros partidarios del mandatario.
La máxima corte retomó el miércoles un largo juicio que deberá decidir si es válida la tesis del “marco temporal”, según la cual solo deben reconocerse como tierras ancestrales aquellas ocupadas por estos pueblos cuando se promulgó la Constitución brasileña en 1988.
“Justicia histórica. Nuestra historia no empieza en 1988”, podía leerse en una pancarta.
El juicio, que podría afectar a cientos de reservas pendientes de demarcación, proseguirá la próxima semana.
La activista ambiental sueca Greta Thunberg aseveró ayer que es “extremadamente vergonzoso” lo que están haciendo los líderes brasileños con el medio ambiente y los pueblos indígenas, en un mensaje virtual ante el Senado federal de Brasil.
Thunberg, de 18 años y conocida a escala global por su huelga escolar contra el cambio climático, participó a distancia en una sesión de la cámara alta dedicada al más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas.