En el contexto de la pandemia, el suicidio está al alza en México, incluso entre los niños, niñas y adolescentes, por lo que es necesario desarrollar métodos de identificación de este tipo de conductas, que estén basados en la empatía y el diálogo y no en los estigmas, señalaron especialistas en el tema.
Durante un foro virtual organizado ayer por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio –que se conmemora hoy–, la siquiatra y académica Georgina Ochoa señaló que este fenómeno es un problema de salud pública por el que fallecen unas 800 mil personas al año en todo el mundo.
El suicidio afecta en particular a personas de entre 15 y 49 años, sobre todo del sexo masculino, y el método más usado por las víctimas para quitarse la vida es el ahorcamiento, seguido del uso de armas de fuego y la intoxicación voluntaria.
En México, apuntó, se ha alcanzado ya un índice de 5.1 suicidios en promedio por cada 100 mil habitantes, y los estados donde más ocurren son Chihuahua (11.4), Yucatán (10.2) y Aguascalientes (9.6). Se trata de la tercera causa de muerte en personas de entre 15 y 19 años, y ocurre con más frecuencia entre jóvenes con altos niveles de estrés y violencia intrafamiliar, pero no solamente en ellos.
Ochoa enfatizó que la pandemia es uno de los factores que ha hecho aumentar en México los intentos de quitarse la vida, por el alza de fenómenos como la pérdida del empleo, la muerte de familiares por dicha enfermedad y, en general, la sensación de angustia, ansiedad e incertidumbre.
El mes pasado, recordó, las autoridades de salud indicaron que el año pasado se reportaron mil 150 suicidios de niñas y niños, lo que elevó la tasa en este rubro de 4.63 por ciento en 2019 a 5.18 por ciento en 2020, “llegando así a su máximo histórico”. El alza más pronunciada, de hasta 37 por ciento, ocurrió en pequeños de entre 10 y 14 años de edad.
Ante dicho escenario, Paulina Arenas, profesora de la Facultad de Sicología de la UNAM, subrayó que para ayudar a quienes presentan ideas suicidas, e incluso ya han intentado quitarse la vida, es fundamental acercarse a la persona afectada para escucharla con atención y empatía, evitar regaños y “sermones” y buscar ayuda profesional de manera oportuna.
Por su parte, el siquiatra y académico universitario Benjamín Guerrero destacó que los jóvenes que ya han tenido problemas de depresión severa e intentos de suicidio en muchas ocasiones necesitan ser hospitalizados para recibir atención integral, pero en muchas ocasiones sus familiares se niegan a ello, con el argumento de que sus hijos o hijas “no están locos”.
