Ixmiquilpan, Hgo., Pobladores de las colonias ubicadas en la ribera del río Tula, tanto de la ciudad del mismo nombre como de Ixmiquilpan, comenzaron labores de limpieza luego de que el agua bajó de nivel, aun cuando sigue vigente el estado de alerta dada la posible crecida del afluente por el desfogue de la presa Danxhó, del municipio de Jilotepec, estado de México.
En los comercios y negocios de la calle Santos Degollado, ubicada en la colonia Centro de Ixmiquilpan (a dos cuadras del ex convento de San Nicolás Arcángel y a tres del jardín principal, donde se localiza una escultura de la Diana Cazadora) apenas la noche del miércoles bajó el nivel del agua, que el lunes pasado llegó hasta dos metros de altura.
Elementos de la Secretaría de Marina y del Ejército Mexicano ayudan a las familias a sacar sus pertenencias destruidas.
La propietaria de una peluquería indica que su negocio tuvo pérdidas por unos 200 mil pesos. Con cubetas, trapos y escobas, ella y sus familiares sacaban el agua que aún quedaba en el lugar, y la arrojaban a un enrejado desde donde se puede ver el paso del río.
En la casa de al lado, una joven de unos 17 años de edad también sacaba el agua que inundó su pequeña fonda.
A unos metros de allí, las aguas están a punto de alcanzar la parte inferior de un puente vehicular que atraviesa el río. Del otro lado, la mitad de la avenida Paseo del Roble quedó inundada. Sólo una parte elevada se encuentra libre del lodo.
Con apoyo de personas dedicadas a la construcción que prestaron sus máquinas, el lodo ha comenzado a ser removido de ese sitio.
La unidad deportiva municipal quedó totalmente bajo el agua. Un letrero en la puerta informa que está cerrada por la inundación. El auditorio del ayuntamiento, que se usa como albergue durante contingencias, también está anegado por completo.
En la colonia San Javier, a unos dos kilómetros del centro histórico, a un costado del río, decenas de casas aún tienen agua.
En una vivienda desde donde se ve el río, el líquido alcanzó el lunes medio metro de altura. Fue hasta este jueves cuando bajó y los propietarios pudieron entrar a sacarlo y a rescatar los pocos muebles que resultaron menos dañados.
Cerca de allí se encuentra el puente San Javier-San Nicolás, con su letrero de “Cerrado por posible derrumbe”, advertencia que los vecinos ignoran y cruzan. Algunos incluso se quedan arriba varios minutos a observar las procelosas aguas residuales. No hay servicio de Internet y la telefonía celular tiene fallas intermitentes.