Madrid. A un día de que inicie la Feria del Libro de Madrid, cuyo país invitado es Colombia, el descontento crece entre los autores de ese país latinoamericano por el veto impuesto por el gobierno del derechista Iván Duque a algunos literatos de la actualidad de esa nación.
Autoras colombianas, como Melba Escobar y Margarita García Robayo, quienes estaban invitadas, anunciaron a través del portal WMagazín, que finalmente no acudirán al encuentro. Escobar explicó: “Mantengo mi decisión de no ir. Empieza a haber una línea muy delgada entre la censura y lo que para mí es una representación de país”.
Por mandato presidencial y aludiendo a una supuesta vocación de hacer de la cita literaria algo “neutro” se decidió excluir a nombres como Laura Restrepo, Fernando Vallejo, Héctor Abad o Piedad Bonnett. Así como a como Pilar Quintana, galardonada recientemente con el Premio Alfaguara, quien advierte: “estamos ante un gobierno censurador”.
Encuentro literario peculiar
Este viernes se iniciará una de las Ferias del Libro en Madrid más extrañas; no sólo por su aforo limitado –no más de 3 mil 900 personas en un inmenso parque natural en el centro de Madrid y al aire libre–, sino también porque habrá numerosos controles sanitarios y policiales para evitar más aglomeraciones de las permitidas.
La pandemia del Covid-19 sigue condicionando las características del encuentro literario, que el año pasado se canceló y que en éste se enfrenta, al menos desde el gremio de las librerías, con el objetivo de recuperar la inversión que supone poner un puesto.
De los mil autores previstos que estarán presentes, la mayoría en las casetas de las librerías o las editoriales para firmar ejemplares de sus obras, se prevé que acudan al menos 40 escritores procedentes de Colombia, como deferencia por ser el país invitado. También asistirá los días 15 y 16 de septiembre el presidente de Colombia, el conservador Iván Duque, que antes de llegar ya ha concentrado la mayoría de las críticas por la forma de actuar de su gobierno, censurando o, en todo caso, vetando a buen número de autores de renombre.
Entre esos autores ya están confirmados Dario Jaramillo, que inaugurará oficialmente la feria con una conferencia, y otros como Ángela Becerra y Dasso Saldívar –el biógrafo de Gabriel García Márquez–. Aunque también figuraba en la información de prensa la escritora Pilar Quintana, ella misma explicó que, aunque la hubieran invitado, que no fue el caso, ella jamás habría acudido. Al menos no por una invitación oficial del gobierno. Al igual que Pablo Montoya, ganador del Rómulo Gallegos de 2015.
Quintana explicó en las redes sociales que hubiera rechazado la invitación al tratarse de “un gobierno censurador, que tiene un mal historial por el respeto de los derechos humanos, en sucesos como la represión en las protestas del pasado mayo y junio”, en las que –recordó la escritora– se documentaron más de 80 homicidios, la mayoría a manos de la policía.
Por su parte, Pablo Montoya afirmó: “Me niego rotundamente, como escritor, profesor universitario, intelectual y ciudadano, a apoyar las actividades culturales que este gobierno, brutal e injusto, organiza en el exterior”.
“Lamento que la feria vaya a ser un fiasco”
Otros autores, como Melba Escobar y Margarita García Robayo, que sí estaban invitadas, anunciaron a través del porta WMagazín, elaborada por un periodista colombiano, que no acudirán al encuentro. Escobar explicó en un texto enviado al portal que, “aunque el embajador se ha disculpado, mantengo mi decisión de no ir. Lamento que la feria vaya a ser un fiasco para el gobierno, pero las cosas no pasan de forma accidental. Entiendo que pudo ser un malentendido, pero es muy grave que haya ocurrido.
“Empieza a haber una línea muy delgada entre la censura y lo que para mí es una representación de país y lo que es una identificación de gobierno que se insinúa entre líneas. Es ofensivo para los invitados porque yo acepté la invitación porque pensé que no implicaba el aval a un gobierno. Eso es algo perverso.
“El embajador insiste en que la feria no podía volverse política, pero él es quien volvió todo político. Y no es sólo la palabra ‘neutro’, porque, en efecto, hay todo un discurso que lo deja a uno inquieto y lleno de preguntas. Sobre todo un gobierno que deja tanto que desear y en muchos casos se ha considerado negligente o abusivo.”
Mientras García Robayo explicó los motivos de su renuncia a acudir al encuentro: “Querer vaciar de contenido político un encuentro cultural no sólo es imposible, sino contradictorio, porque esa pretensión es un gesto político muy fuerte en sí mismo.
“No existen los actos culturales ‘neutros’ ni los escritores ‘neutros’ ni las personas ‘neutras’ (en este caso neutro vendría siendo apolítico, supongo). Todos tenemos una postura, una mirada sobre el mundo y sobre nuestra geografía que, por mucho que se intente disimular o esconder, termina saliendo a flote.”