Ciudad de México. La escultura que sustituirá a la de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma es una cabeza colosal de mujer con rasgos indígenas, de seis metros y medio de altura y un basamento de dos metros y medio, detalló en entrevista el creador de la pieza, Pedro Reyes.
Ante las críticas en torno a por qué se eligió a un escultor para realizar dicha obra y no a una mujer, incluso indígena, señaló que independientemente del género, son pocos los artistas dedicados a la escultura en espacios públicos.
Entrevistado en su taller, ubicado en el barrio de La Conchita, en Coyoacán, subrayó que cuenta con la trayectoria y la preparación para realizar un trabajo de estas dimensiones, para el cual, dijo, realizó una investigación profunda de las representaciones escultóricas en el México antiguo, además de que se trata de una obra resultado de un trabajo colectivo.
La escultura se llama Tlalli, inspirada en las cabezas olmecas, y es una alegoría a la tierra y su conexión con los pueblos originarios. “Es correcto decir que es la representación de una mujer, pero vale la pena hacer la diferencia de que el concepto generador es el cuidado de la tierra que nos han legado los pueblos originarios”.
Explicó que el proyecto nace de una propuesta que 5 mil mujeres indígenas hicieron al Senado para que en la glorieta de Colón se sustituyera la estatua dedicada al navegante genovés por una representación escultórica dedicada a ellas.
La escultura está hecha de 150 bloques de piedra volcánica recogidos de las faldas del Popocatépetl y trabajados con la técnica tradicional de talla directa en piedra en tres talleres ubicados en barrios originarios de las alcaldías Iztapalapa y Coyoacán, así como del municipio de Chimalhuacán, estado de México.
Explicó que en esta obra buscó crear una alegoría con las trenzas de la mujer, entrelazándolas y creando un ollín, que es el símbolo del movimiento de la Tierra.
Pedro Reyes, arquitecto y curador, es reconocido a nivel internacional. Ha creado proyectos de escultura social como transformar armas, recolectadas en programas de canje, en instrumentos musicales o palas con las que se han plantado más de 7 mil árboles en diferentes ciudades.
“Llevo toda mi vida buscando la oportunidad y preparándome para hacer una escultura pública, no solamente en el entendimiento de su rol en el imaginario de la ciudad, sino en la técnica, que exige preparación y conocimiento”.
Destacó que son pocos los artistas que han elegido este formato de escultura, “por lo que el propósito es darle viabilidad a un lenguaje que ha sido abandonado por los escultores de mi generación.
Con mis colegas siempre ha habido la queja de esculturas públicas que no son de gran valor estético” pues la mayoría tiene un carácter más de performance, expresó.
La secretaria de Cultura de la Ciudad de México, Vannesa Bohórquez López, señaló que en un principio se buscó a un artista para este proyecto con experiencia en piezas monumentales en espacios públicos y de las estéticas relacionadas en la escuela de talla directa.
Sin embargo, dijo, son muy pocos los que hay con dichas características; y en el caso de Pedro Reyes, tiene una experiencia de más de 25 años y una trayectoria de investigación de los procesos escultóricos desde los periodos prehispánicos.
“El artista, hombre o mujer, utiliza la materia como parte de su expresividad y allí es donde el sexo deja de ser un determinante”, expresó la funcionaria, quien estimó que Tlalli será inaugurada a más tardar a principios del próximo año.