Brasilia. El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil afirmó ayer que “despreciar” sus decisiones representa “un atentado a la democracia” y un “crimen de responsabilidad” a ser analizado por el Congreso, en respuesta a las amenazas formuladas antier por el presidente Jair Bolsonaro ante decenas de miles de sus seguidores, y advirtió: “nadie cerrará esta corte”.
“Este tribunal nunca aceptará amenazas a su independencia ni intimidaciones al ejercicio regular de sus funciones. Nadie lo cerrará. Lo mantendremos en pie, con sudor y perseverancia, y no dejará de pregonar su fidelidad a la Constitución”, aseguró Luiz Fux, presidente del STF.
Recordó que en carteles y consignas durante las protestas oficialistas hubo duras diatribas contra el máximo tribunal y sus jueces, la mayoría lanzadas por Bolsonaro. “Ofender el honor de los ministros, incitar a la población a sentir odio hacia la institución y fomentar el incumplimiento de las decisiones judiciales son prácticas antidemocráticas, ilícitas e intolerables”, señaló.
El gobernante quedó más aislado después de las protestas, opinaron analistas alarmados por los discursos “golpistas”.
En Brasilia y Sao Paulo, ante decenas de miles de seguidores, el presidente afirmó que no obedecerá las decisiones judiciales de uno de los jueces del STF, Alexandre de Moraes, quien investiga al mandatario y a su círculo íntimo por financiar, organizar, incitar a la violencia las instituciones democráticas del país.
La máxima autoridad del Poder Judicial argumentó en su mensaje que “ofender el honor de los magistrados, incitar a la población a propagar discursos de odio y fomentar el incumplimiento de las decisiones judiciales son prácticas ilegales.
“Si el desacato a las decisiones judiciales se produce por iniciativa del titular de cualquiera de los poderes del Estado, esta actitud, además de representar un ataque a la democracia, configura un delito de responsabilidad que debe ser examinado por el Congreso Nacional.”
Fux no se refirió explícitamente a una eventual apertura de un proceso de impeachment (destitución por juicio político) contra el mandatario, decisión que debería autorizar Arthur Lira, presidente de la Cámara de Diputados.
Momentos antes, Lira emitió un mensaje en el cual defendió una “pacificación” entre los poderes y no mencionó la posibilidad de abrir un juicio político. Afirmó que es hora de poner un alto a la escalada de la crisis en Brasil por las amenazas de Bolsonaro contra la corte.
“La Constitución jamás será violentada”, afirmó Lira, y añadió que el único compromiso inaplazable que tiene el país es con los comicios del 3 de octubre de 2022, que se realizará con “urnas electrónicas”, porque así es como el pueblo expresa sus anhelos.
El Congreso y los tribunales resistieron el intento del presidente de introducir el voto impreso como respaldo de un sistema de votación electrónica que, según él, sin presentar fundamentos, es vulnerable al fraude.
Ayer por la mañana, un grupo de bolsonaristas intentó invadir el Ministerio de Salud, en Brasilia, al perseguir a un hombre que habría criticado al gobierno, en clara imitación del asalto al Capitolio en Washington por seguidores del ex presidente estadunidense Donald Trump en enero pasado.
En otro orden, el STF suspendió de nuevo el juicio en el que decidirá si es válida la tesis del “marco temporal”, defendida por el agronegocio con el apoyo de Bolsonaro, para reconocer como tierras ancestrales aquellas ocupadas por estos pueblos indígenas cuando se promulgó la Constitución brasileña en 1988.
En concreto, el STF debate una causa sobre el territorio Ibirama-Laklano, en el estado de Santa Catarina, que en 2009 perdió su estatus de reserva después de que una instancia inferior acogió el argumento de que los grupos no vivían allí en 1988.
Pero, por decisión de la corte, el veredicto tendrá repercusión general y podría afectar a muchas otras tierras en disputa.
El juicio se retomó ayer por algunas horas, fue suspendido y proseguirá hoy. Podría prolongarse varias sesiones e incluso podría ser aplazado a pedido de alguno de los 11 jueces.