México anunció ayer que en noviembre, cuando asuma la presidencia temporal del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, propondrá medidas para restringir “la transferencia irresponsable de armas”.
En sesión del consejo, Juan Ramón de la Fuente, representante de México ante la ONU, criticó además los métodos de trabajo del organismo, que, dijo, pierde relevancia cuando se paraliza como lo hizo frente a la pandemia de Covid-19, de acuerdo con información de la misión permanente de México en la ONU.
De la Fuente señaló que el Consejo de Seguridad –del que México es miembro no permanente– debe poner más atención a la amenaza que representan las armas pequeñas y ligeras.
En noviembre, cuando México asumirá la presidencia temporal del Consejo de Seguridad, el país propondrá que se analicen medidas para restringir la transferencia irresponsable de estas armas que alimentan los conflictos en todos los lugares donde los hay, sostuvo.
Dijo que el desarme nuclear sigue siendo una asignatura pendiente sobre el destino de la humanidad.
México pugnará además para que “se fortalezcan las medidas que impidan que actores no estatales puedan tener acceso” a las armas nucleares.
Lenta respuesta
Por otra parte, señaló que “no son pocas las veces que este consejo no ha estado a la altura del mandato que le confiere la Carta de las Naciones Unidas. La lenta respuesta que tuvo ante la pandemia es muestra de ello”.
Cuando las decisiones se imponen en el consejo mediante el llamado derecho de veto, se aumenta el riesgo de convertir al organismo en irrelevante, agregó.
Dijo que es paradójico que mientras la mayoría de los estados están convencidos de que las decisiones deben tomarse por mayoría, en el Consejo de Seguridad basta con que uno de los cinco miembros permanentes del organismo vete una decisión para que se paralice “la voluntad, no sólo de la mayoría de los miembros del consejo, sino de la comunidad internacional”.
Hizo un llamado a los miembros permanentes del consejo –Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido– a no usar la prerrogativa del veto cuando existe el riesgo de que ocurran crímenes en masa.