El libro de arte Teresa Velázquez (Editorial Fauna, 2021) nace de la necesidad de tener un registro y documentación de la trayectoria de un artista, para así facilitar su investigación. Al mismo tiempo, significa una “fortuna crítica”, es decir, el reconocimiento de la crítica respecto al trabajo de uno, expresa la pintora Teresa Velázquez (Ciudad de México, 1962).
Para los artistas que han vivido de la pintura durante los pasados 40 años, como Velázquez, hace falta contar con un material de esta clase para poder hacer una revisión más general y ver qué se hizo en el género a escala nacional en el periodo en cuestión. “Qué logros hubo, dónde nos empantanamos, qué se avanzó, qué se invirtió por parte del Estado. O sea, un diagnóstico y un análisis a escala general”, asegura en entrevista. Hay catálogos de las exposiciones, pero no este tipo de revisiones. Sugiere, incluso, que haya una partida oficial para imprimir estos materiales.
La suerte de la obra artística siempre es incierta, como bien ha dado cuenta Velázquez. Hace ocho años, ante la imposibilidad de contar con un espacio “adecuado” para mostrar en la Ciudad de México la obra que estuvo en las exposiciones The turn of the gyre (2009), en el Instituto Mexicano de Cultura en San Antonio, Texas, y Pasado meridiano (2013) en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, en Zacatecas, se decidió elaborar esta publicación.
En eso sobrevino el terremoto del 19 de septiembre de 2017. Se destruyó gran parte de la obra que quería mostrar en el libro, ya que estaba resguardada en un edificio en la colonia Del Valle que se derrumbó. “Se nos hizo más evidente la necesidad de hacer el libro, como registro de mi producción, de la que algunas obras ya habían desaparecido, mientras otras se destruyeron”, señala la entrevistada.
Para elaborar esta edición, Velázquez tuvo que hablar con varios coleccionistas e instituciones a fin de saber si todavía contaban con la obra y en qué estado se encontraba. “Hablé al Museo de Arte Contemporáneo en Aguascalientes, porque ellos se quedaron con la pieza que participó en el XI Premio Nacional de Arte Joven en 1991, y resulta que no está en el acervo”.
La afectada mandó un escrito al Instituto de Cultura de Aguascalientes (ICA), con copia a las autoridades de la Secretaría de Cultura federal y al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. “Les pedí que tomaran las medidas precautorias necesarias para llevar a cabo una investigación. Todos se deslindaron diciendo que le correspondía al ICA; sin embargo, ellos nunca me contestaron, ni siquiera mis llamadas telefónicas”.
De acuerdo con Velázquez, los artistas “estamos en un estado de indefensión total. Ahora que sabemos que se va a hacer la bodega de arte en la cuarta sección de Chapultepec, vemos de manera muy triste que nuestros acervos se están perdiendo. Los libros son registros porque como la obra se pierde en los museos, se cae en los terremotos e igual nos morimos pronto, pues que quede algún documento por si a alguien le sirve. Sobre todo me refiero a los investigadores y colegas, las personas que empiezan a pintar y que no pueden ver lo que hicimos”.
El editor del libro fue Luis Martín Lozano. En su texto “hace un análisis de mi trayectoria y obra un poco a la luz de las circunstancias en la que varios artistas hemos desarrollado nuestro trabajo en las pasadas cuatro décadas”, apunta la entrevistada.
Teresa Velázquez será presentado en forma virtual el 8 de septiembre a las 19 horas, en las redes sociales del Museo de Arte Moderno.