Madrid. El precio de la electricidad no da tregua en España. Nunca antes en un lunes se había pagado una tarifa tan alta, que fue de 132.65 euros (tres mil 200 pesos) por cada megavatio de consumo, lo que supone además una diferencia de ocho euros (192 pesos) en tan sólo 24 horas. La situación ha llegado a tal extremo que algunas empresas, sobre todo de los sectores químico, gases industriales y el metal, están pensando abandonar el país y trasladar sus inversiones a Francia, Alemania o Italia, donde la tarifa es sensiblemente más baja.
El gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez gracias a una coalición entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP), está sufriendo un severo desgaste por su falta de reacción ante una escalada histórica del precio de la luz que ha provocado un incremento acumulado de más de 300 por ciento si se compara con el precio a su llegada al poder, en 2018. De hecho todos los sondeos que se han publicado hasta ahora advierten de una bajada masiva de votos de ambos partidos, en gran parte porque la mayoría de la población entiende que “no han hecho lo suficiente” para subsanar una situación que ya ha causado, además, la inflación más alta de los últimos ochos años en los precios de la canasta básica.
De hecho, el presidente Sánchez se comprometió el fin de semana, en una entrevista publicada en el diario El País, a que tomarían medidas para lograr, al menos, que al final del año el consumidor medio español pague una tarifa similar a las de 2018, que ha sido hasta ahora el año más caro de la historia en la electricidad. Y que esas medidas acarrearían una bajada de los precios.
Pero si bien durante el fin de semana el precio de la electricidad se mantuvo estable, con una ligera baja, este lunes volvió a subir y a situarse en la tarifa más alta pagada un lunes en la historia. La cifra de 132.65 euros por megavatio supone hasta cuatro veces lo que se pagó el año pasado de media, en el que un megavatio costó 31.67 euros, con lo que eso supone de aumento de la llamada “pobreza energética” y el cambio de hábitos de la mayoría de la sociedad para evitar las horas más caras en el uso de la electricidad. Y la escalada no parece tener fin, pues si compara con el pasado mes de agosto, en el que se dispararon todas las alarmas al registrar un precio medio de 106 euros y situarse como el mes más caro de la historia, en lo que va de septiembre se han pagado hasta 30 euros más de media por cada megavatio. De hecho, la semana pasada se registró el máximo histórico del precio, que superó los 142 euros por megavatio.
En el sector empresarial también empieza a preocupar tanto el aumento de los precios en la canasta básica, que podría acarrear un incremento generalizado del resto de insumos y por tanto de gastos corrientes de las pequeñas, medianas y grandes empresas, así como también la posibilidad de que en el corto y medio plazos abandonen el país las empresas del sector electrointensivo.