Jean-Paul Belmondo, el niño consentido del cine francés, “murió tranquilamente” en su casa de París. En un comunicado transmitido por el abogado del actor, su familia anunció que “falleció hoy (lunes). Se ha ido para reunirse con sus viejos cómplices del Conservatorio. Su sonrisa sincera estará siempre ahí”.
Francia y el mundo pierden a una de las últimas grandes estrellas populares y uno de sus intérpretes más consagrados. “Tesoro nacional”, “un rostro y una insolencia inimitables”, “una leyenda francesa…” Las hiperbólicas reacciones se sucedieron para despedir a uno de los últimos referentes, junto a Alain Delon y Brigitte Bardot, de una memorable generación.
Belmondo tenía 88 años, de los cuales dedicó casi 60 al séptimo arte. Durante ese tiempo participó en más de 80 películas, con las que poco a poco se volvió ícono del cine francés, que supo desplazarse dentro del amplio espectro de la comedia y la acción. Sus comienzos junto a Jean-Luc Godard, pionero de la nueva ola, hicieron del rostro del actor uno de los más representativos de dicho movimiento artístico.
Belmondo nació en el barrio parisino de Neuilly-sur-Seine, en 1933. Fue hijo de una pareja de artistas, su madre era pintora y su padre escultor. Comenzó a practicar box desde muy joven, llegando incluso a sentirse más atraído por los deportes que por sus estudios. En 1952, fue admitido en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático en Francia.
Del teatro a la gran pantalla
Cinco años más tarde, el actor egresaba junto a Jean-Pierre Marielle, Claude Rich y Jean Rochefort, entre otros. En cine, comenzó interpretando roles secundarios, pero seguía más centrado en el teatro, donde fue visto por un joven crítico de la revista Cahiers du cinéma llamado Jean-Luc Godard.
Fue el director de cine quien ayudó al actor a pasar de los escenarios a la gran pantalla, comenzando con el cortometraje Charlotte et son Jules. Más tarde Belmondo tuvo que interrumpir su carrera para partir como soldado a Argelia, donde se combatía la independencia del país africano. Permaneció ahí sólo cuatro meses, y a su regreso volvió al teatro con poco éxito.
Al caminar por los Campos Elíseos, Belmondo volvió a encontrarse con Godard. “Hay un papel para ti”, le comentó el realizador, pero el joven Jean-Paul rechazó la proposición, argumentando que el cine “es demasiado pendejo”. Sin embargo, el cineasta supo convencerlo de lo contrario, lo que llevó al actor a interpretar su primer papel como protagonista en À double tour, película de otro director de la nueva ola: Claude Chabrol.
Por esa época, Godard se alistaba para convocar a Belmondo como protagonista de À bout de souffle, la cinta con la que el realizador y el actor marcarían muchas de las pautas de la nueva ola, corriente de directores en la que aparecía también François Truffaut, Claude Chabrol, Alain Resnais y Claude Lelouch.
Por entonces el agente de Belmondo le advirtió que de aceptar salir en esa película, de poco presupuesto y dirigida por un desconocido de reputación poco fiable, estaría cometiendo “el más grande error de su vida”.
Sin embargo, la cinta fue un éxito desde su salida. Godard se convirtió en una de las figuras destacadas del cine francés, y Belmondo en uno de sus símbolos. La nueva ola se manifestaba como un signo del cambio de los tiempos, hacia una época en que el cine ocuparía un lugar preponderante. Para el actor, ése fue el punto de inflexión en su carrera, a partir de entonces comenzó a ser solicitado por otros cineastas.
Junto con importantes realizadores
Junto con Godard, el actor hizo dos películas más: Une femme est une femme (1961), uno de los filmes de culto del director, y Pierrot le fou (1965), aceptada por el actor a pesar de que entonces su carrera se había alejado de ese tipo de cine. Belmondo también trabajó junto a otros importantes realizadores franceses, como Georges Lautner, Henri Verneuil, Claude Sautet, François Truffaut, Jean-Pierre Melville y Philippe de Broca.
En Francia también fue conocido como Bébel, a raíz de la fructífera relación entre el actor y el realizador Phillippe de Broca que duraría cinco películas. Por esa época Belmondo ganó popularidad como intérprete de acción. Dentro de ese tipo de cine además de alcanzar amplio éxito comercial, pudo aprovechar su gusto por el deporte, pues él rodaba sus escenas de acción.
Mantuvo una rivalidad con el actor Alain Delon que comenzó cuando participaron en la película de gánsters Borsalino, durante una época en la que Belmondo se había orientado al cine policial debido a su afición por el boxeo. Ese cambio en su cinematografía provocó grandes críticas, pero el francés jamás desdeñó los géneros populares.
En medio de esa ola, Belmondo volvió en 1988 a participar en una cinta singular y melancólica, Itinéraire d’un enfant gâté, dirigida por Claude Lelouch. Aunque en los años posteriores participó todavía en algunas cintas, fue dejando paulatinamente el cine. En 2001, sufrió un accidente vascular cerebral, que lo dejaría parcialmente paralizado.
En 2011, Jean-Paul Belmondo recibió en Cannes la Palma de Oro de honor por su trayectoria, y en 2016 el León de Oro, en Venecia. El actor supo ocupar un espacio en el terreno del reconocimiento popular, además de mantener un lugar en lo más alto de la cinematografía francesa. Detrás de él quedan los papeles que interpretó como uno de los rostros más inolvidables de una época.