Alicia se entusiasma ante la propuesta de Humpty Dumpty: que cada palabra signifique lo que quiera el que la diga. Pero de inmediato se preocupa: ¿cómo vamos a entendernos? ¿Cómo hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes? Humpty le responde sin vacilar: “La cuestión es saber quién es el que manda” (Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas).
Nos invade una plaga de Humptys Dumptys. El significado común de palabras y acciones cambia continuamente en boca de las autoridades. Ocurre con frecuencia en relación con los megaproyectos de la actual administración y el director de Fonatur es uno de los campeones más destacados de esa práctica. El pasado 1º de septiembre, por ejemplo, Jiménez Pons señaló que organizaciones como la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Muuch’ Xïinbal “son de extrema derecha” y las acusó de frenar los avances del proyecto y en particular de la posibilidad de que el tren llegue a Mérida. Según él, se trata de “politiquillos que le meten grilla” a la construcción del Tren Maya. Y conoce sus motivos: “Son ganas de joder a la 4T, al Presidente, les molesta que avance la 4T”. (https://solyucatan.com/fonatur-grupos-de-extrema-derecha-dejan-a-merida-sin-estacion-del-tren-maya/)
Al día siguiente se publicó la reacción de la asamblea. Reivindicó en un comunicado público la defensa legal de los territorios de los pueblos. Afirmó que seguirán exigiendo la cancelación de un proyecto “mal concebido, mal diseñado, mal ejecutado (técnica, política y socialmente), corrupto y que está dividiendo y destruyendo kilómetro a kilómetro a un pueblo indígena que lucha con legalidad y toda la legitimidad del mundo por defender su identidad y su dignidad” (https://www.federacionanarquista.net/ comunicado-publico-de-la-asamblea-de-defensores-del-territorio-maya-muuch-xiinbal-respuesta-a-las-declaraciones-de-rogelio-jimenez-).
Jiménez Pons lleva a extremos ridículos un estilo Humpty que usan cotidianamente el Presidente y otros altos funcionarios. Lo desplegaron con esmero durante las celebraciones del tercer Informe.
Sostuvo el Presidente que su gestión “frenó en seco la tendencia privatizadora”. Se refirió así a un uso habitual de la expresión, pues la actual administración ha estado invirtiendo la tendencia a poner en manos de empresas privadas los bienes públicos. Al mismo tiempo, ha dado un nuevo significado al término de “privatización”, que ahora no se aplica solamente al sector público, sino al país mismo. El gobierno lo pone en manos de la iniciativa privada, lo entrega sin reservas al capital, facilitando y respaldando el despojo sistemático de la gente y de sus territorios, en particular de aquellos a los que supuestamente da prioridad: los pobres.
El Informe celebra que la entrega del país a manos extranjeras, a través de la inversión de empresas trasnacionales, se haya acelerado hasta alcanzar un nivel sin precedente. Celebra también que el crecimiento del índice de la bolsa de valores haya registrado una marca histórica, como ha estado ocurriendo, por cierto, con las ganancias de la banca privada. A pesar del desastre económico asociado con la pandemia, la economía del sector privado se fortaleció y expandió continuamente. Lejos de “frenar la privatización” los megaproyectos que están en el centro de la política gubernamental representan el despojo sistemático de territorios y modos de vida, para poner a millones de personas en manos del capital privado nacional y extranjero. El “desarrollo” del sureste consiste claramente en su privatización.
Dar prioridad a los pobres significa apoyarlos, reducir sus padecimientos, abatir su número. El Informe sigue celebrando esta orientación de la administración… con el significado opuesto. No sólo aumentó notablemente el número de pobres, sino que “los pobres ahora son más pobres que en 2018”, como reporta un análisis del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, de la UNAM. Informa que, en la actualidad, al menos una de cada cinco personas se encontraba en pobreza extrema y más de la mitad en pobreza general. Aumentó al doble la proporción de quienes no pueden adquirir la canasta básica de alimentos y al menos seis de cada 10 mexicanos no pueden cubrir alguna de sus necesidades básicas (http://www.pued.unam.mx/export/sites/ default/archivos/covid/ComunicadoPobreza COVID2021_Final.pdf).
No estamos en el país de las maravillas que el Informe quiere reflejar. Las marcas históricas que el Informe no mencionó incluyen 10 muertos diarios en los mil días de la actual administración; son los feminicidios, los desaparecidos, el número de pobres, el asesinato de periodistas, líderes sociales y defensores de tierras y territorios o de derechos humanos, todo esto a niveles sin precedente. La “peste de la corrupción” sigue infectando a todas las instituciones del Estado, en los tres poderes y los tres niveles de gobierno.
Contra lo que afirma Humpty Dumpty, el que manda no puede controlar el significado de las palabras. Sigue siendo posible reconocerlas en su verdadero significado.