Huixtla, Chis., La ilusión de poder llegar a Estados Unidos o al norte de México para cientos de migrantes haitianos, centroamericanos y de otras regiones, entre ellos familias enteras que avanzaban hasta ayer en caravana, concluyó en Chiapas, estado que se ha convertido en el muro de contención para todos los extranjeros con estancia irregular en el país.
Cuando apenas despertaba la mayoría de quienes conformaban el cuarto grupo que intentó lograr este objetivo la semana pasada, ahora con una mayoría de caribeños, y momentos antes de disponerse a dejar Huixtla para seguir su camino, vieron frenado el paso por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y elementos de la Guardia Nacional (GN).
Ante el avance de los uniformados, quienes con escudo en mano formaron un cerco, los migrantes que habían partido el sábado de Tapachula se agruparon y, con rostros de temor, lanzaron gritos casi de desesperados para clamar que los dejaran continuar.
“No les estamos haciendo nada, sólo venimos por un sueño, no estamos jodiendo a nadie”, exclamó una mujer con acento centroamericano que cargaba a un niño de poco más de un año. La súplica no surtió efecto. Varias familias con niños fueron las primeras en ser rodeadas para luego trasladarlas a las camionetas del INM, reforzadas con barrotes en las ventanas.
El resto buscó escapar por las calles aledañas a la cancha de basquetbol donde pernoctaron o por la orilla del río, en total oscuridad a las 5 de la madrugada.
Una hora después, cuando pensaban que los miembros de la GN y del INM se habían retirado, intentaron avanzar. “Hay que estar unidos y seguir”, gritó una hondureña, pero sólo fue para constatar que medio kilómetro más adelante seguían los cercos.
¿No tienen familia?
Un haitiano de alrededor de 30 años, de más de 1.85 metros de estatura, corpulento y cubierto de la cara, saltó al cauce e intentó cruzarlo sin éxito por la fuerza de la corriente. Atrapado frente al afluente pidió que no se acercara nadie. “Pónganse en mi lugar, ¿qué acaso no tienes familia, no tienes hermanos, no tienes hijos?”, decía con su limitado dominio del español. Logró correr en medio de una vegetación fangosa y crecida.
Hubo algunos reclamos por el exceso de fuerza. “Arriba los están madreando”, sostuvo un taxista que pasaba por el lugar. Además, un efectivo de la GN resultó lesionado en la cabeza, pero sin registrarse escenas como las de días antes, cuando en videos se exhibieron agresiones a migrantes.
Una centroamericana fue separada de su hija de unos 10 años, pero se reunieron gracias a que intervino un observador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que estaba justo al lado. También fue necesaria una ambulancia para trasladar a una mujer con nueve meses de embarazo que requirió atención médica.
Otra veintena de haitianos continuó por la orilla del río por 2.4 kilómetros hasta la carretera a Tapachula. Con todo y vehículos, los siguieron decenas de elementos a través de un camino fangoso.
Después de ocho horas seguían los patrullajes, por lo que decenas permanecieron escondidos en la vegetación de los montes. Al menos un centenar fueron detenidos; la caravana había sido desarticulada.
Pocos fueron los que lograron correr para esconderse por más de tres horas entre el monte y la vegetación.
Notablemente agotada y con un semblante de desesperanza, Diana, de Honduras, decidió tomar un transporte público para volver a Tapachula. Los retenes migratorios operan sólo para quienes intentan dejar esta ciudad fronteriza, pero son permisivos para regresar.
Su segundo intento por ir a Estados Unidos en caravana fue el último. Prefiere esperar en territorio chiapaneco el tiempo que sea necesario.
En la parroquia de San Francisco de Asís, junto a otras 50 personas que se refugiaron en el templo, un pequeño costarricense de 10 años aguardaba por la tarde con su padre tras el fallido intento por ir a Tabasco. En la primera caravana de la semana pasada, su mamá y su hermano fueron separados y llevados a esa entidad. Hasta ayer el INM no había informado el destino de los detenidos. Por la noche, el Colectivo de Observadores y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano afirmó que los migrantes detenidos ayer en Huixtla fueron “expulsados de manera inmediata y sin procedimiento” a Tecun Umán, en Guatemala.