Washington. El rápido calentamiento del Ártico puede ser uno de los principales causantes de las olas de frío extremo que azotan a Estados Unidos y Asia en invierno, según un nuevo estudio que aborda una aparente contradicción de larga data en la ciencia del clima.
El texto, publicado en la revista Science, utilizó datos de observación y modelos para establecer un vínculo entre el calentamiento global relacionado con la actividad humana y un fenómeno llamado perturbación del vórtice polar estratosférico (SPV en inglés).
El SPV es una banda de vientos del oeste que rodea el Ártico y, en condiciones normales, mantiene contenido el aire frío en esa región.
Pero el equipo descubrió que el rápido calentamiento del Ártico y sus efectos, como la pérdida de hielo marino o el aumento de la capa de nieve en Siberia, relacionados con una creciente humedad en la atmósfera, provocan una cada vez mayor diferencia de temperaturas de oeste a este en toda Eurasia.
El fenómeno conlleva un debilitamiento del SPV, que a su vez puede provocar olas de frío como la que golpeó a Canadá, Estados Unidos y México el invierno pasado, causando decenas de muertes en Texas, así como daños por más de 200.000 millones de dólares.
"Parece muy contraintuitivo" e "inesperado que este fuerte calentamiento en el Ártico esté causando el enfriamento de otras regiones", dijo a la AFP Matthew Barlow de la Universidad de Massachusetts, coautor del estudio.
Pero el resultado de la investigación fue claro.
"Me sorprendió un poco que el resultado fuera tan claro, que pudiéramos establecer una correlación tan clara como lo hicimos", se sorprendió el investigador.
El Artico se está calentando a una tasa que duplica la del promedio mundial y el clima invernal severo está aumentando en regiones de latitud media pero la pregunta de si ambas cosas están relacionadas es objeto de debate científico.
"En el pasado, estos fríos extremos en Estados Unidos y Rusia han sido usados como justificación para no reducir las emisiones (de gases contaminantes), pero ya no hay más pretexto, debemos empezar a reducir esas emisiones ahora", agregó Chaim Garfinkel de la Universidad de Jerusalén, también coautor del estudio, en un video.
Según estos científicos, una de las fortalezas de la investigación fue que, en adición a la revisión de datos históricos, usó una poderosa modelización climática para probar que la hipótesis seguía siendo cierta cuando se agregaban nuevos parámetros como aún más calor y capa de nieve en Siberia.
Los resultados pueden ser usados para mejorar las alertas sobre climas extremos en Asia, Canadá y Estados Unidos, "quizá hasta con unas semanas de adelanto", señaló Barlow.
"La gente comienza a apreciar realmente (…) que incluso si el cambio climático no ocurre en su patio, la puede afectar", agregó. "El cambio climático en el Ártico no es solamente desafortunado para los osos polares, no es simplemente un hecho curioso".