Los multimedia del Partido Comunista Chino son feroces sobre la destrucción de Afganistán por Estados Unidos durante su ocupación de 20 años (https://bit.ly/3jQnCYh), pero abordan poco el devenir del nuevo régimen de los talibanes en Kabul.
Días antes a la caída de Kabul, China recibió a una delegación de talibanes (“alumnos coránicos”). Lo que más teme China en sus 91 km de frontera con Afganistán –en el corredor Wakhan (https://bit.ly/3gZyzob)– es la contaminación terrorista en su provincia autónoma islámica de Xinjiang, donde habitan 11 millones de uigures cuando sus fuerzas enemigas promueven el desestabilizador concepto islámico/turco-mongol del virtual Turquestán Oriental.
El Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (ETIM, por sus siglas en inglés) es considerado por China como “terrorista”, mientras Estados Unidos lo “deslistó” (sic) en forma perversa el año pasado como terrorista (https://bit.ly/2VemBiW). ¡Los terroríficos juegos lingüísticos de Estados Unidos!
El virtual Turquestán Oriental es todo un tema de múltiples definiciones geoétnicas, según quién las enuncie, con veleidades secesionistas atizadas desde el exterior sinófobo.
Quince días después de la captura de Kabul, los talibanes sentenciaron que su “gran vecino” China “ayudará a Afganistán a forjar la paz” mediante su “papel constructivo y positivo para su reconstrucción y desarrollo económico”. Ese día, los talibanes se comprometieron a honrar su “promesa de no brindar un refugio paradisiaco a los terroristas” (https://bit.ly/3tfNkbr).
El South China Morning Post (SCMP), con sede en Hong Kong, es más atrevido y conjetura que, pese a haber sido enemigos después del 9/11, “Estados Unidos y los talibanes se inclinan a una alianza difícil contra los terroristas yihadistas Isis-K (https://bit.ly/2WS3xra)” –cuya genealogía de moda reciente es también todo un tema (https://nyti.ms/2WUzfEI).
Tom Hussain (TH), de SCMP, desglosa varias posturas colaborativas con los talibanes por parte de la más alta jerarquía del ejército de Estados Unidos: desde el secretario de Defensa Lloyd Austin, pasando por el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, hasta el general Kenneth “Frank” McKenzie, comandante del Mando Central de Estados Unidos (Centcom).
Como consecuencia del ataque suicida del 26 de agosto, reclamado por Isis-K, en la entrada del aeropuerto de Kabul –que cobró la vida de 170 civiles afganos, 28 talibanes y 13 soldados de Estados Unidos–, el contrataque con un dron estadunidense contra un reducto terrorista contó con la complicidad de los talibanes, según Faran Jeffery, mandamás del centro británico del Contraterrorismo de la Teología Islámica (ITCT, por sus siglas en inglés).
Michael Kugelman (MK), “asociado” al Centro Wilson –que, por cierto, operó la captura del petróleo mexicano con el pirata británico Duncan Wood desde el ITAM (https://bit.ly/3BFq4Xu)– asiente que “Estados Unidos ve a los talibanes como la opción menos mala (sic) para la potencial cooperación contraterrorista”. Estados Unidos “se asociará con los talibanes si piensa que puede avanzar en sus intereses (sic) para degradar la amenaza de Isis-K”. ¡Vaya ruleta de casino afgano cuando varios importantes actores de la región señalan a la CIA de encontrarse detrás de la eclosión caleidoscópica de Isis-K!
Según TH, a partir de 2013, cuando los talibanes iniciaron su “compromiso diplomático con Estados Unidos mediante su oficina política en Doha (Nota: Qatar) molestó a su línea dura de combatientes”, lo que “precipitó que varios de sus prominentes comandantes desertaran a Isis-K en 2015”.
Hoy los altos mandos de los talibanes, después de haber visitado Rusia y China, mientras negociaban con Estados Unidos en Doha, ha entendido la preocupación regional, desde Irán hasta India, sobre su pesado pasado terrorista.
Como buen irrendentista del Centro Wilson, MK no oculta que “Estados Unidos se encuentra tentado (sic) a proseguir un matrimonio de conveniencia contraterrorista con los talibanes”.
A propósito, el ex vicepresidente Amrullah Saleh, escondido en el valle de Panjshir, reveló que su gobierno fue “traicionado por Biden” (Daily Mail, 3/9/21). Ello quizá sea una explicación del asombroso blitzkrieg de los talibanes en tan solo 11 días.
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