Terminaron los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y no concluyeron sólo como un evento deportivo. Aquí hubo un énfasis al poderoso mensaje de inclusión que lleva consigo esta justa de verano. Con las ceremonias acostumbradas, con el estilo del anfitrión, las coreografías que apelan a las tradiciones locales y su asimilación con las nuevas tecnologías, las hazañas atléticas y los homenajes a quienes las protagonizaron, pero sobre todo, con la impronta de esperanza en un mundo más equitativo en el que quepan todos con sus diferencias.
Un promocional del Comité Paralímpico Internacional lo recordó con su carga de humor, autocrítica social e invitación a “derribar muros” que impiden la integración sin prejuicios. Una serie de escenas de personas con una infinidad de discapacidades en múltiples situaciones cotidianas con un poderoso discurso de integración:
“Empujamos carriolas. Somos carriolas. Nos llaman especiales. Pero no somos especiales. Somos como cualquiera. Pagamos hipotecas. Somos políticos. Nos metemos a las sábanas. Oramos. Tenemos primeras citas. Tenemos suerte en las primeras citas. No somos especiales. Somos como ustedes, ordinarios, normales. Dejemos la lástima. Derribemos muros. Somos el 15 por ciento de la población del mundo”.
El desfile de las delegaciones se realizó con los pocos atletas que quedaron, pues por protocolo de sanidad cada competidor regresaba a su país apenas terminaba su participación. Primero fueron los paratletas del equipo de refugiados. Uno a uno, con el orgullo de representar a una nación. Esta vez sí había un deportista afgano portando una bandera, a diferencia de la inauguración, a la que no pudieron llegar por la crisis que atraviesa ese país.
Se concluyó con la ceremonia de relevo. Tokio finaliza; empieza el ciclo breve de tres años, consecuencia del retraso provocado por la emergencia sanitaria, con París como sede en 2024. En la capital francesa recibían el cambio con ambiente de fiesta y la intervención digital de su máximo emblema, la Torre Eiffel, con una de sus “patas” transformada en la prótesis aerodinámica que usan los paratletas de velocidad.
El presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Andrew Parsons, despidió los Juegos de Tokio y dio la bienvenida a los nuevos anfitriones.
“Contra todos los pronósticos lo hicimos”, celebró Parsons; “fueron fantásticos, dieron esperanza. Atletas que rompieron marcas, llegaron a corazones y cambiaron vidas.
“En estos Juegos celebramos la diferencia. No debemos ver esto como una ceremonia de clausura sino de apertura para un futuro más inclusivo. El 15 por ciento de la población no puede ser ignorado, mil 200 millones de personas no pueden ser olvidados. Como dijo hace unos días un paratleta: la gente con discapacidades no tendría que hacer cosas excepcionales para ser tomados en cuenta”.