Casi trece horas les tomó a los migrantes que integran la nueva caravana que partió este sábado de Tapachula llegar a su primera parada en Huixtla, a 43 kilómetros de distancia.
Totalmente agotados y con lesiones en los pies, fueron recibidos por una ambulancia de la Cruz Roja en la que se atendido las lesiones y a quienes sufrieron de insolación. Por su parte, el padre Heiman Vázquez, párroco de la localidad, ofreció pan, huevo con jamón y arroz, a todo aquel que iba llegando.
Lo hace diario, ya sea con la llegada de unos pocos o de cientos como en esta ocasión.
Pero no todos lograron la meta. Integrantes del Movimiento sueco por la reconciliación y del Centro de derechos humanos fray Matías de Córdova constataron que algunas decenas de migrantes, sobre todo familias completas, prefirieron regresar por el cansancio.
Al llegar al domo de usos múltiples de Huixtla, una cancha de básquetbol que se convirtió en su dormitorio por hoy, el cacique Lempira, migrante hondureño que usa este sobrenombre y que asume el rol de coordinador de la caravana, pidió al titular del Instituto Nacional de Migración reunirse con ellos para que explique el por qué del retraso de los trámites migratorios de la haitianos, centroamericanos y de América del Sur o hasta de África que se encuentran en Tapachula.
Reprochó al gobierno federal que les pida regresar a Tapachula, pero sin ofrecer condiciones para una estancia digna. "Estamos en la indigencia", recalcó.
Además, responsabilizó al gobierno y a las autoridades migratorias si por la noche se monta un operativo para detenerlos, y que en este haya lesiones a niños y mujeres que viajan rumbo al norte del país.
Por la noche aún discutían cuál será la siguiente escala en su recorrido luego que hoy el calor dejo agotados a la mayoría.