Kabul. Vistiendo ropa de camuflaje, combatientes de las fuerzas especiales talibanes dispararon sus armas al aire el sábado, poniendo fin abrupto y aterrador a la última marcha de protesta en la capital afgana, protagonizada por mujeres afganas que exigieron la igualdad de derechos de los nuevos gobernantes.
También el sábado, el jefe de la poderosa agencia de inteligencia de Pakistán, que tiene una enorme influencia sobre los talibanes, realizó una visita sorpresa a Kabul.
Los combatientes talibanes capturaron rápidamente la mayor parte de Afganistán el mes pasado y celebraron la partida de las últimas fuerzas estadounidenses después de 20 años de guerra. El grupo insurgente ahora debe gobernar un país devastado por la guerra que depende en gran medida de la ayuda internacional.
La marcha de mujeres, la segunda en otros tantos días en Kabul, comenzó pacíficamente. Las manifestantes colocaron una ofrenda floral frente al Ministerio de Defensa de Afganistán para honrar a los soldados afganos que murieron luchando contra los talibanes antes de marchar hacia el palacio presidencial.
“Estamos aquí para ganar derechos humanos en Afganistán”, dijo Maryam Naiby, una manifestante de 20 años. “Amo a mi país. Siempre estaré aquí”, agregó.
A medida que los gritos de los manifestantes se hicieron más fuertes, varios funcionarios talibanes se metieron entre la multitud para preguntarles qué querían expresar exactamente.
Flanqueada por otras manifestantes, Sudaba Kabiri, una estudiante universitaria de 24 años, le dijo a su interlocutor talibán que el Profeta del Islam concedía derechos a las mujeres y que ellas querían los suyos. El funcionario talibán prometió que se les otorgarían sus derechos a las mujeres, pero las manifestantes, todas de poco más de 20 años, se mostraron escépticas.
Cuando las manifestantes llegaron al palacio presidencial, una docena de efectivos de las fuerzas especiales talibanes se abalanzaron sobre la multitud y la dispersaron con disparos al aire. Kabiri, quien habló con The Associated Press, dijo que también lanzaron gases lacrimógenos.
Los talibanes han prometido un gobierno inclusivo y una forma de gobierno islámico más moderado que cuando gobernaron el país por última vez entre 1996 y el 2001, pero muchos afganos, especialmente las mujeres, son profundamente escépticos y temen una reversión de los derechos adquiridos en las dos últimas décadas.
Durante gran parte de las últimas dos semanas, los funcionarios talibanes han sostenido reuniones en medio de versiones de diferencias emergentes entre ellos.
El sábado temprano, el poderoso jefe de inteligencia del vecino Pakistán, el general Faiez Hameed, realizó una visita sorpresa a Kabul. No quedó claro de momento lo que vino a decirle a los líderes talibanes, pero el servicio de inteligencia paquistaní tiene una fuerte influencia sobre ellos.
Los líderes talibanes tenían su sede en Pakistán y a menudo se decía que estaban en contacto directo con la poderosa agencia Interservicios de Inteligencia. Aunque Pakistán negó sistemáticamente haber brindado ayuda militar a los talibanes, Washington y el gobierno afgano de entonces repetían esa acusación.
La visita de Faiez se produce mientras el mundo espera ver qué tipo de gobierno anunciarán los talibanes al final. Varios gobiernos occidentales han exhortado a las nuevas autoridades a buscar un gobierno que sea inclusivo y garantice la protección de los derechos de las mujeres y las minorías del país.