Con una actividad centenaria que continúa en la zona chinampera de Xochimilco, productores de verduras, hortalizas y flores apuestan por los cultivos libres de agroquímicos, tal como lo hacían sus antepasados, ya que consideran que al generar un cultivo 100 por ciento natural podrán comercializar directamente sus legumbres.
A sus 63 años Gerardo de la Rosa Castillo sigue labrando la tierra y asegura que continuará hasta que ya no pueda. Sus manos son reflejo de lo duro que es el trabajo y la dedicación por este oficio que aprendió desde su infancia.
Oriundo del barrio La Asunción, recordó sus andanzas años atrás, “cuando sólo podíamos dedicarnos a la agricultura y vender nuestras cosechas en el mercado, era la única forma de llevar el alimento a la casa”.
Desde pequeño, como muchos otros productores, le nació el gusto y amor por la tierra: “Conocí los secretos de las chinampas y toda su majestuosidad”.
Su hijo, quien lleva el mismo nombre, aprendió a sembrar la tierra “cien por ciento a mano, de forma natural y sin ningún agroquímico”.
Manifiesta que “lo orgánico”, como lo han vendido, no es nuevo, ya que es un método que siempre se ha manejado en las chinampas de Xochimilco.
La mayoría de quienes se dedican a esta actividad lo hace con el uso de los secretos de sus ancestros en la siembra, pues trabajan la tierra y producen hortalizas.
“Apostamos por lo orgánico porque eso nos abre diversos nichos de mercado en los que la gente busca cada vez más la tendencia del regreso a lo natural”, expresa don Gerardo.
La empresa familiar está en proceso de expansión, pues ahora cultivan en el estado de México y Morelos, con lo cual han conseguido una mayor producción y obtienen de 60 a 80 toneladas por ciclo.
Además, los De la Rosa ofrecen también sus productos en la Central de Abastos de la capital, en la zona de subastas.
Otros productores han logrado hacer convenios en áreas restauranteras de las colonias Condesa, Roma y hasta Polanco ante la gran calidad que sus productos tienen.