Gustavo Sánchez, ese niño que a los seis años se acercó a la natación porque era un pasaporte de vida, es ahora un deportista parte del programa Team Citi y está próximo a cumplir por tercera vez el sueño paralímpico en Tokio 2020.
“Digo que la natación es un pasaporte a la vida porque a veces vamos a la playa o a casa de alguien con alberca, y por el miedo de decir ‘no sé nadar’, suceden los accidentes”, apunta el ahora consolidado nadador paralímpico de 27 años, quien se inició en la escuela de Pumitas, junto a los niños convencionales, y se adaptó pronto a pesar de su discapacidad.
Gustavo nació con una malformación congénita en ambas piernas y el brazo derecho, pero eso no lo detuvo para ser todo un campeón.
Motivado por las grandes figuras que le antecedieron, como Juan Ignacio Reyes, Doramitzi Hernández y Arnulfo Castorena, el nadador se impulsó en el deporte paralímpico. “Los veía desde chico y por supuesto que ellos fueron el detonante, además de que parte de mi entrenamiento desde muy chiquito, en vez de estar partiendo piñatas o teniendo campamentos, toda mi infancia y mi crecimiento fue en la alberca, en ciudad universitaria, entonces empecé a soñar”.
La familia, destacó Gustavo, toma un gran papel. “Aquí en México pasa mucho que las grandes personas o los atletas que llegan a trascender, generalmente hay una gran familia, papás o tíos, que son los que apoyan. Es algo muy importante en mi caso”.
Acerca de los obstáculos que ha tenido que superar, Gustavo apunta que han sido “varios, no lo voy a negar, principalmente en el tema de los apoyos, porque al principio, cuando no estás ni siquiera en selección ni en nada, la familia es la que paga, es la que está ahí detrás y mi familia todo el tiempo me ha estado apoyando”, resaltó el nadador.
“También ha habido un gran obstáculo que ha sido la pandemia, no podíamos entrenar como hubiéramos querido, pero teníamos que seguir haciendo nuestro mejor esfuerzo, entrenar en casa, hacer un cambio radical porque por más que hagas abdomen o físico en la casa, nunca va a ser igual que entrenar 500, 700 o 1000 metros, como estás acostumbrado”.
Gustavo también se ha enfrentado a lo que definió como “obstáculos arquitectónicos”, como todo discapacitado, para una movilidad óptima en la ciudad. “Siempre tengo que estar batallando con los lugares para discapacitados, que los respeten. Pero bueno, ya se ha visto un gran cambio en este tema, no nada más en la Ciudad de México, sino a nivel nacional, y hay que seguirle dando, aunque nos pongan mil barreras”.
Ganador de cinco medallas en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 (dos oros, una plata y un bronce), siendo el mayor medallista mexicano en esa justa veraniega, Gustavo no pudo acercarse a esa hazaña en Río 2016, donde no subió al podio, aunque disputó cinco finales.
De cara a sus terceros Paralímpicos de Tokio 2020, el nadador capitalino hace una reflexión de lo que ha significado para su progresión el respaldo a de Citibanamex.
“Es un gran apoyo, sin duda alguna, porque aparte de que Citibanamex me ha abierto las puertas, siempre me ha tratado increíble, me ha tratado como persona. Hoy día eso es un poco complicado, porque nosotros somos productos que también les podemos dar promoción, difusión, pero en el caso de Citibanamex siempre me ha tratado como una persona, como familia”.
Detalló que, en cuanto al patrocinio, siempre ha tenido garantizada su preparación, por ejemplo; en campamentos, que suelen quedar en vilo si solo dependiera de los programas de las autoridades deportivas, que en muchas ocasiones no logran estirar los presupuestos para todos los atletas.
Finalmente, avizoró que llegará a Tokio con mayor experiencia. “Y no estoy tan joven, con 27 años ya estoy un poquito grande para el deporte, pero, sin embargo, estoy dando resultados, dando lo mejor de mí, y es padre y es bonito que todavía pueda estar en esos niveles, y que me toca ver las generaciones nuevas.
“Me acuerdo perfectamente de que cuando estaba en su lugar y tenía 18 años, tenía ese nervio, esas ganas de ir a competir. Es muy padre ahora verlo de este lado y disfrutarlo como ellos lo están disfrutando. Esas nuevas generaciones me están ayudando a dar lo mejor de mí, y si se puede, igual para París 2024, qué mejor”.