Ante la problemática migratoria existente en Chiapas, la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana (DEPMH) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la diócesis de Tapachula, y los misioneros de San Carlos Scalabrinianos iniciaron una misión para apoyar a personas migrantes, especialmente haitianos, y consideraron que la crisis migratoria en la zona no se superará mientras se siga impidiendo el libre tránsito.
“No vemos ninguna salida mientras el gobierno esté aferrado a impedir el libre tránsito (artículo 11 Constitucional) de cualquier migrante, aunque haya obtenido el reconocimiento de refugio o se facilite alguna otra opción de regularización migratoria, pues la única opción que se tiene en el momento es la solicitud de refugio”.
En un posicionamiento signado por el presbítero Julio López, secretario de la DEPMH señala que “la creación de un mecanismo de regularización temporal, contribuiría a dar una solución a este caos del cual el único responsable es el gobierno federal”.
Advirtió que “esta situación no tiene solución, más que una de tipo político, la cual depende del gobierno”. De acuerdo a las instancias religioas “se requiere de una política migratoria justa y humana que proteja y defienda los derechos de las personas migrantes”.
Agregaron que ven “con dolor los hechos violentos de autoridades migratorias y de la Guardia Nacional en contra de las personas migrantes, en modo particular en contra de aquellos que decidieron tomar el camino para salir de esta situación de contención”.
En tal sentido rechazaron “el uso de la fuerza y todo tipo de violación a los derechos humanos de las personas migrantes e insistimos en nuevas vías de regularización y la garantía del derecho al libre tránsito como únicas medidas para solucionar la grave crisis humanitaria que vive la frontera sur y en modo particular en Tapachula”.
Jaime Calderón Calderón, obispo de Tapachula secunda el “acompañamiento pastoral a la población haitiana migrante”.
Aseguraron que “estamos ante una crisis migratoria de gran magnitud que, si bien no es nacional, al menos localmente es una situación nunca antes vista en Tapachula y que, de seguir así, la situación se puede desbordar y salir de las manos incluso de las autoridades”. Alertaron que “falta mucha ayuda básica, sin embargo sabemos que esto no resolverá la situación: falta comida, falta pañales, falta leche, falta vivienda, falta medicamentos”.
Denunciaron que “muchas organizaciones no gubernamentales hacen presencia solo como observadores, pero sin un compromiso concreto, solo son espectadores que en muchos casos lucran con la información, con los datos, obtienen recursos para sus empleos como observadores, pero sin ningún beneficio directo a la población migrante”.
En cuanto al acompañamiento pastoral a la población haitiana, informaron que “la congregación de los misioneros Scalabrinianos ha puesto a disposición dos religiosos entre los cuales un sacerdote haitiano. Esto permitirá, a partir del domingo 5 de septiembre, la celebración de la Santa Misa en Creól que se realizará tres veces por semana en la parroquia San Agustín de esta ciudad”.
Detallaron que en el proceso de instalación de esta misión, “hemos mantenido distintas reuniones con autoridades como el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño.
“Igualmente hemos buscado la vinculación con la embajada de la República de Haití ante el gobierno mexicano. En palabras del Señor embajador, la presencia de un sacerdote haitiano en Tapachula se convierte para ellos en providencial por lo que a falta de personal consular, el padre Henri-Claude Testamar, misionero Scalabriniano, sin ser funcionario público del gobierno haitiano, será punto de referencia tanto para la embajada como para la población migrante en Tapachula, decisión que también organizaciones como ACNUR, la Comar y la pasotoral de movilidad humana de la diócesis de Tapachula ven como una oportunidad para poder tener una relación más directa con la embajada”.
Expusieron que su visita a Tapachula “hemos podido constatar que en verdad estamos ante una crisis migratoria de gran magnitud que pone en situaciones muy difíciles tanto a la población migrante como a la población local.
“Hemos constatado que la iglesia local de Tapachula, su obispo y presbiterio están profundamente comprometidos en la atención a la población migrante, su organización e intervención de emergencia es un ejemplo de unidad, de compromiso evangélico y de caridad humanitaria”.
Subrayaron que los “comedores parroquiales son un alivio para muchas personas migrantes, sin embargo, a pesar del esfuerzo de la iglesia, no es suficiente, porque la situación de la población migrante rebasa las capacidades y posibilidades”.
Reconocieron “el trabajo estructurado de ACNUR que, si bien su población de interés es los solicitantes de refugio y de protección internacional, esta siendo rebasada por la cantidad de personas migrantes”.
El “80 por ciento del personal que trabaja en Comar es pagado por ACNUR, ante la carencia de recursos del gobierno federal que fortalezca la capacidad de la Comar y le permita mayor eficiencia, sin embargo, aun así, la Comar está rebasada por lo que no logra atender las mas de 71 mil solicitudes que llevan registradas en lo que va de este año. El tiempo de 45 días que deberían tardar los trámites de refugio se convierten en seis o nueve meses y en muchos casos hasta más”.
Consideraron que “urge un desahogo de la frontera sur en términos de migración y la aceptación por parte del gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Migración (INM), que permita el traslado de personas solicitantes de refugio hacia el centro del país e incluso de personas que ya tienen el reconocimiento de su condición de refugio”.