Con un “tengan para que aprendan”, dedicado a los tecnócratas depredadores, el presidente López Obrador rindió su tercer Informe de gobierno en el que resumió los puntos positivos de su administración, a lo largo de la cual ha puesto al descubierto “la gran farsa neoliberal” y, por lo mismo, “paramos en seco la tendencia privatizadora”. Lo más importante, subrayó, es que “están sentadas las bases de la transformación de México”.
En su informe, el mandatario subrayó que “en estos dos años y nueve meses de gobierno hemos tomado decisiones trascendentes, si consideramos que se ha trabajado con intensidad y en bien del pueblo. Es mucho lo realizado y sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y de la nación. ¿Cómo podrían los conservadores, por ejemplo, quitar las pensiones a los adultos mayores, las becas a los estudiantes pobres? ¿Cómo volver al lujo, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno? ¿Cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financieras? ¿Cómo retornar a la privatización depredadora de los bienes públicos? ¿Cómo lograrían que volviera a imperar la corrupción en nuestro país? Un retroceso no sería cosa fácil. Es tan importante lo logrado hasta ahora, en este periodo, que hasta podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia, que es lo que estimo más importante en mi vida. Tengo muy claro que debemos atender a todos con respeto, sin dejar de ayudar a nadie, pero la preferencia se debe de seguir dando a los más pobres y necesitados, es decir, debemos seguir aplicando el criterio de que, por el bien de todos, primero los pobres”.
Entre los logros por él señalados (“aprovecho para recapitular”, dijo), el mandatario destacó los siguientes: “récord histórico en remesas, récord histórico en inversión extranjera, récord histórico en incremento al salario mínimo, récord histórico en no devaluación del peso, récord histórico en no incremento de deuda, récord histórico en aumento del índice de la Bolsa de Valores, récord histórico en las reservas del Banco de México. Está como para decir a los cuatro vientos, presumir, pero no he terminado, porque lo que acabo de describir es como para decirle a los tecnócratas neoliberales: tengan para que aprendan”.
Una “medida decisiva” de su gobierno “fue parar en seco la tendencia privatizadora. Se dejó de entregar concesiones a particulares en minas, agua, hospitales, puertos, vías férreas, playas, reclusorios y obras públicas, pero, lo más importante, hemos detenido las privatizaciones en el sector energético, en petróleo y electricidad”.
En este sentido, refrendó lo que semanas atrás anunció en una de sus mañaneras: “en cuanto a la industria eléctrica, vamos a impulsar –este mes la voy a enviar al Congreso– una iniciativa de reforma constitucional que permitirá reparar el grave daño que causó la privatización de este sector (y a la economía popular), pues mientras el mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares, nacionales y sobre todo extranjeras con la entrega de subsidios, entre otras prebendas, las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente abandonadas”.
Por el lado fiscal, López Obrador se dijo “obligado a informar, por ética y honestidad, que en los últimos dos sexenios los grandes contribuyentes se beneficiaron con condonaciones por 366 mil 174 millones de pesos y que sólo 58 de esos grandes contribuyentes, grandes corporaciones empresariales y financieras, 58 dejaron de pagar en los dos sexenios anteriores 189 mil 18 millones de pesos”.
También detalló que “al mismo tiempo que comenzamos a combatir la corrupción, reitero, se puso en práctica una política de austeridad republicana. En dos años nueve meses hemos ahorrado un billón 400 mil millones de pesos en compras y contratos, reduciendo al mínimo el robo de combustible, y disminuyendo drásticamente la defraudación fiscal y otras malas prácticas dañinas que proliferaban en la hacienda pública en el antiguo régimen”.
Las rebanadas del pastel
Finalmente la asignación de derechos especiales de giro del FMI se destinó a peras (reservas internacionales), no a manzanas (recursos para el pago de deuda pública). De cualquier forma, más de 12 mil millones de dólares no le caen mal a nadie.