Alteraciones genéticas asociadas con el cromosoma 19 y factores ambientales generan inflamación, sin que haya enfermedad, en las arterias cerebrales y las meninges (membranas que cubren el sistema nervioso central). El dolor resultante es migraña, padecimiento crónico más frecuente en mujeres, que comienza alrededor de los 20 años de edad. Aunque su origen es genético, se agrava por el abuso de medicinas, alteraciones del sueño, sobrepeso y depresión, entre otros, explicó Ildefonso Rodríguez Leyva, presidente de la Asociación Mexicana de Cefaleas y Migrañas.
En conferencia previa al Día Internacional de la Migraña (12 de septiembre), el médico neurólogo adscrito al Hospital Central de San Luis Potosí resaltó que esta enfermedad es la segunda causa por la cual las personas menores de 50 años dejan de ser productivas, pues el dolor moderado a intenso altera o impide el desarrollo de las actividades diarias. En ocasiones se agrava con el ejercicio físico.
El dolor de cabeza en general tiene elevada prevalencia; la mitad de las personas lo ha padecido alguna vez durante un año. La mayoría (60 por ciento) es de tipo tensional y está relacionado con estrés, problemas económicos y familiares; 15 por ciento se considera migraña episódica o poco frecuente, mientras la de tipo crónico (4 por ciento del total) es el dolor que se presenta cinco o más veces al mes en el transcurso de 90 días.
En México no existe una estadística sobre la prevalencia de la migraña, pero se ha identificado que afecta a cuatro mujeres por cada hombre y en 67 por ciento de los casos están presentes otros males que complican los cuadros de dolor (cefalea).
Rodríguez Leyva comentó sobre los criterios para el diagnóstico clínico de la migraña: el dolor se localiza en un lado del cerebro, es pulsátil (como los latidos del corazón), puede provocar náusea y vómito y los afectados no soportan la luz ni el ruido.
En algunos casos, los pacientes reciben “avisos” de que tendrán migraña: ven puntos brillantes y/o tienen disminución del campo visual. También pueden presentar dificultad para articular las palabras.
Cuando los pacientes no tienen diagnóstico ni tratamiento, los síntomas permanecen entre cuatro y 72 horas.
Algunos factores que precipitan la migraña son el ayuno prolongado, ansiedad, productos como quesos, cacao, glutamato monosódico, aspartame, cítricos, cebolla y alcohol. De igual forma, influyen factores hormonales asociados con la menstruación y la menopausia, así como algunos medicamentos: antibióticos, anticonceptivos, algunos antihipertensivos y antiácidos.