Justo hace una semana recibí la llamada de Daniela Marlene Pérez Torres, ex esposa de Rodrigo Abascal Olascoaga, hijo del fallecido Carlos Abascal Carranza, prominente miembro de la derecha católica de México. Daniela le acusa de violencia familiar y acoso judicial, tráfico de influencia y pretender arrebatarle sus cuatro hijos, quitarle su casa, así como meterla a la cárcel. Incluso hay amenazas de muerte. Quería exponer su caso a los medios como último recurso, para defenderse de una familia ligada a la organización conspiradora llamada el Yunque. Daniela concluye: “ Hoy, temo por mi patrimonio, mi vida y la de mis hijos. Y he decidido que ya no quiero vivir de rodillas”. Ha relatado en medios cómo fue sometida al encierro, maltrato y ser golpeada por este distinguido abogado que goza de gran respeto y reconocimiento de la clase política; notario público 183 y presunto integrante de la secreta organización de ultraderecha católica.
La familia Abascal, ultraconservadora, cultiva un catolicismo petrificado. Historiadores como Édgar González Ruiz, en su libro Los Abascal, señala que dicho conservadurismo tiene su epicentro en Salvador Abascal Infante, fundador del sinarquismo, padre de Carlos y abuelo de Rodrigo, un destacado católico intransigente. Autor de 20 libros de contenidos reaccionarios y padre de 12 hijos. El vetusto Salvador Abascal, se quejaba de que “la mujer moderna, era el vivo demonio encarnado”, decía que “debe estar sometida de buena gana al varón porque debe expiar así el pecado cometido por Eva”. Reprochaba que “el machismo estaba desapareciendo en México”. La línea misógina es heredada por su hijo Carlos Abascal Carranza a quien el Yunque pretende beatificar. Siendo secretario del Trabajo, durante el gobierno de Vicente Fox, el 8 de marzo de 2001, en ocasión del Día Internacional de la Mujer, afirmó que, a las mujeres por naturaleza, corresponde el ejercicio de la maternidad y las labores del hogar y que el trabajo fuera de la casa es responsabilidad de los hombres. Colectivos feministas se declararon ofendidas e indignadas como ciudadanas y trabajadoras. Consideraron inconcebible que, en el siglo XXI, el secretario del Trabajo se expresara así. El caso del libro Aura, fue otro capítulo vergonzoso, Carlos Abascal presionó para el despido de la profesora que había dejado de tarea leer a su hija Luz del Carmen, el “libro sacrílego de Carlos Fuentes”, y cerrar el colegio de monjas Félix de Jesús Rougier.
El caso de abuso y acoso familiar de Daniela Marlene Pérez Torres es preocupante. La presión de la familia Abascal no es un caso aislado en la derecha mexicana.
Resalto algunos rasgos de estas familias que moralmente se sienten superiores al resto de la sociedad.
1. Misoginia: fruto de una educación rígida y de una deplorable concepción decimonónica de un catolicismo entumecido y patriarcal. La clave de estas familias antediluvianas es el sometimiento de la mujer que debe llevar a cuestas “la cruz” y es obligada a desempeñar un rol de resignado martirio.
2. Doble vida, doble moral. El papa Francisco en estos días ha criticado duramente aquellos católicos que llevan una doble vida. Aseguran ser católicas, dijo, pero luego, no actúan como tales. “Es un escándalo decir una cosa y hacer otra. Eso es una doble vida… Están los que dicen: soy muy católico, siempre voy a misa, pertenezco a una asociación piadosa, me confieso seguido, pero no le pago a mis empleados salarios apropiados, exploto a la gente, hago negocios sucios, blanqueo mi dinero, maltrato a las personas, llevo una doble vida”. Miembros de estas familias prominentes, católicas y del Yunque se ostentan con actitudes y poses misericordiosas que en la vida privada resultan incongruentes. Es una de las graves imposturas de las élites católicas. Nos referimos al patógeno Marcial Maciel; a los escándalos de la familia Serrano Limón (familia ProVida), es decir, las tangas de Jorge Serrano y las acusaciones de pederastia a su hermano Francisco, religioso lasallista; las incoherencias e infidelidades de José Barroso Chávez, de la alta sociedad mexicana, quien fue presidente vitalicio de la Cruz Roja y Caballero de Malta; el mismo Diego Fernández de Cevallos, quien pretende dar cátedra de moralidad política, fue protagonista de un primer matrimonio tortuoso con Claudia Gutiérrez Navarrete. Su ejemplo de refinados principios religiosos no se vio reflejado en la brutal golpiza que su hijo David Fernández de Cevallos propinó a su entonces esposa Jimena Mari-Fouche Gómez en 2010, según consta la denuncia. Nadie se salva y quien no cae resbala, cierto. Pero sin mojigaterías yunquistas, incongruencias flagrantes y una intolerable hipocresía. En el caso de los Abascal Carranza, tres hijos se han divorciado a la mala con pleitazos de por medio. ¿Ése es el modelo de familia que quieren imponer a los mexicanos?
3. Poder y tráfico de influencias. Rodrigo Abascal Olascoaga abusa de sus nexos con el Poder Judicial y actúa de manera desleal y alevosa. Rodrigo alardea de su red de relaciones políticas yunquistas que incluyen al nuncio Franco Coppola. El verdadero Dios del Yunque es el dinero y el poder. Los miembros usan la fe católica como una justificación ideológica para fundamentar ambiciones terrenales personales y de camarilla. Es una secta secular que persigue el poder y manipula los principios religiosos para alcanzar sus siniestros propósitos.
Como sociedad debemos estar atentos y evitar atropellos del Yunque a Daniela Pérez Torres, porque actúa al amparo del poder.