Tras la captura de Kabul por los talibanes y la derrota deshonrosa de EU y la OTAN, el Banco Mundial (BM) cesó su “ayuda” a los proyectos de Afganistán, pretextando preocupación por las “mujeres (https://bbc.in/jySgFo)”. ¿De cuándo acá el BM se (pre)ocupa por el devenir femenino en los países en vías de desarrollo?
En un movimiento de pinzas muy bien sincronizado, el FMI suspendió sus pagos a Afganistán, mientras la administración Biden congelaba los activos del Banco Central Afgano depositados en EU por 9 mil millones de dólares. EU tiene también congelados los lingotes de oro (https://bit.ly/2WyeApr) del devastado país –uno de los mas pobres del mundo con un PIB de 20 mil millones de dólares al año– que destrozó aún más con su fallida ocupación de 20 años. El boicot y las sanciones del BM y el FMI han sumido en una peor crisis humanitaria a los 38 millones de afganos, cuya mitad de la población tiene menos de 14 años. Who cares? ¿Por qué tanta saña del Banco Mundial?
Planteo la hipótesis de que el BM resultó uno de los principales derrotados de los organismos internacionales para “rescatar” a Afganistán, que posee en sus entrañas inmensas riquezas de litio (https://bit.ly/3DCPVBk) y tierras raras (https://bit.ly/3Dw77Z0).
Bajo su esquema tramposo de inversiones “público-privadas (PP)”, que finalmente desembocan en una privatización encubierta, como pretendió imponer en México con el agua, el BM tenía todo preparado para catalizar la privatización del litio y las tierras raras (https://bit.ly/3mO0uvb) y favorecer a las trasnacionales anglosajonas mediante las lubricaciones de su ex empleado: el ex presidente afgano Ghani Ashraf que se fugó con 169 millones de dólares para refugiarse en Dubái.
Según los acuerdos de Bretton Woods, el BM, con sede en Washington, sería manejado por EU o uno de sus estados vasallos, mientras el FMI, con sede en Washington, lo sería por un país europeo aliado.
Un megapeso pesado fue presidente del BM: el ex secretario de Defensa, Robert McNamara, suegro nada menos que de Robert Pastor, quien impulsó el concepto irrendentista de “Norteamérica” que deglute a México (https://amzn.to/3yAZEUK) –por cierto, coeditado en español por el entreguista ITAM (https://bit.ly/2Y4tjco)–. Hoy el presidente del BM es David Malpass, subsecretario del Tesoro con Donald Trump.
El tránsfuga ex presidente afgano Ashraf obtuvo la nacionalidad estadunidense, como sus dos hijos, y fue funcionario del BM a partir de 1991 para realizar “proyectos” en Asia. A propósito, Ashraf fue muy bien “entrenado” en un programa de liderazgo conjunto de la Escuela de Graduados de Negocios de Stanford y el BM. Con la fuga también deshonrosa de Ashraf, se cayeron los “proyectos” de privatización encubierta bajo el esquema “PP” del BM que ha dejado huérfanas las inversiones para explotar los pletóricos tesoros de litio y tierras raras de Afganistán.
Según Global Times, portavoz oficioso del Partido Comunista Chino, tres días después de la captura de Kabul, comenta que “EU no se encuentra en posición para interferir con la potencial cooperación entre China y Afganistán sobre sus tierras raras (https://bit.ly/3kF2nHN)”. También Global Times glosa que la “riqueza mineral de Afganistán es vital (sic) para la reconstrucción de la posguerra” cuando “la batalla por sus pletóricos recursos minerales apenas ha empezado (https://bit.ly/2V3Bvsp)”.
Once días después de la caída de Kabul, Forbes reportó que “tres portaviones con docenas de aviones F-35 de EU se han reunido cerca de China; escalan tensiones por Taiwán.El grupo de tres portaviones, con dos cubiertas planas estadunidenses y una británica, se encuentra entre las formaciones navales más poderosas que han aparecido en cualquier lugar del mundo en muchos años (https://bit.ly/3gK59dR)”. ¡Mega uf!
EU perdió una batalla en Afganistán (https://bit.ly/3jvteGU), pero aún no pierde su guerra con China. Falta mucho por ver.
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