Nueva Orleans., El huracán Ida había provocado hasta ayer al menos cuatro muertos y más de 10 heridos en Luisiana y Misisipi. Dos de las víctimas fallecieron cuando siete vehículos cayeron a un socavón de seis metros de profundidad cerca de Lucedale, Misisipi, donde una autopista se colapsó debido a las lluvias torrenciales.
Más de un millón de residentes no tienen electricidad, situación que podría prolongarse varias semanas y que obligó a la alcaldesa de Nueva Orleans a declarar el toque de queda nocturno para prevenir el crimen, luego de que la ciudad quedó sin luz tras el paso del huracán que tocó tierra con categoría 4.
Las comunidades azotadas por Ida en Luisiana comenzaron la enorme tarea de limpiar los escombros y reparar los daños que afectan a más de un millón de estadunidenses que podrían pasar mucho tiempo sin luz en el sofocante calor del verano.
Algunas zonas a las afueras de Nueva Orleans también sufrieron importantes inundaciones y daños en casas y negocios.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuvo una reunión virtual el lunes con el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, y con el de Misisipi, Tate Reeves, así como con los alcaldes de las ciudades más afectadas, para recibir una actualización del daño que causó Ida y discutir la ayuda que puede proporcionar el gobierno federal. “Estamos en estrecha coordinación con funcionarios estatales y locales en cada paso del camino”, afirmó Biden.
Rescatistas en barcos, helicópteros y camionetas ayudaron a cientos de personas atrapadas en las inundaciones el lunes, y tenían previsto recorrer de puerta en puerta las zonas más afectadas.
El gobernador Bel Edwards explicó que 25 mil efectivos de reparación de servicios públicos trabajaban sobre el terreno en Luisiana para tratar de recuperar el suministro eléctrico y afirmó que había más en camino.
Pese a esto, su oficina calificó el daño en la red eléctrica de “catastrófico” y los responsables del servicio dijeron que podrían pasar semanas hasta que se restablezca el suministro en algunos puntos.
Luego de alcanzar 240 kilómetros por hora, que la convirtieron en el quinto huracán más potente que azota suelo estadunidense, el lunes en la noche, Ida se degradó a depresión tropical con vientos de 56 kilómetros por hora, aunque los meteorólogos advirtieron de fuertes aguaceros y riesgo de inundación en partes de los valles de Tenesi y Ohio.
En tanto, en la ciudad turística de South Lake Tahoe, el voraz incendio forestal Caldor se acercaba ayer, apenas unas horas después de que las carreteras se vieron atascadas de autos que huían cuando se ordenó la evacuación de la ciudad.