Ciudad de México. La exposición La historia que nos une: Animales de compañía en el arte, montada en el Museo Nacional de San Carlos (MNSC) desde el 26 de agosto, tiene como objetivo mostrar el vínculo afectivo que el ser humano comparte con sus mascotas, además de despertar el interés por sus derechos, expresó Mireida Velázquez, directora del recinto, en rueda de prensa virtual.
La muestra comprende 102 obras, entre pintura, grabado y fotografía, que abarcan desde el siglo XVI hasta mediados del XX, con énfasis en el XVIII y el XIX, tiempo en que los perros y gatos, en particular, empezaron a ser representados en interiores domésticos e identificados como animales de compañía. La mayoría de la obra proviene del acervo del MNSC, aunque se contó con préstamos de colecciones privadas y públicas.
Se trata de una “visión innovadora y juguetona para acercarnos a la colección del MNSC”, señaló Mariana Munguía, coordinadora nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Claudia Garay Molina, curadora de la exhibición con Mariano Meza, dijo que ésta parte de un interés que tanto historiadores del arte como profesionales de museos han compartido en las últimas décadas: aislar ciertos temas más allá de los movimientos artísticos o los grandes nombres. Eso, para “permitirnos dar cuenta de los cambios culturales que hemos tenido como sociedad”. Uno de estos temas es el de los animales.
En la larga y rica historia del simbolismo animal en el arte, particularmente en el mundo occidental, también existen imágenes de “amor y cuidado, en las que nos concentramos para esta exposición” para mostrar “como nos hemos relacionado con nuestros animales de compañía en un sentido emocional”, indicó la curadora del MNSC.
La historia que nos une… no es un recorrido cronológico en sí, sino que se divide en cinco núcleos temáticos que permiten comprender las diferentes representaciones visuales que “hemos construido alrededor de esta relación, así como la relevancia que ha tenido en diferentes estilos y géneros pictóricos, aparte de otros soportes técnicos como el grabado y la fotografía. Esta última tiene un lugar privilegiado en el recorrido desde el siglo XIX”, afirmó Garay Molina.
Los núcleos temáticos son: El retrato, soledad y compañía; De los márgenes al centro, en el que los animales pasan de ser personajes secundarios a ocupar un espacio más central; ¿No puedes hablar?; La publicidad y el consumo, y Fotografía, dedicado sobre todo a la del siglo XX, en que se captan escenas de personas como el escritor Salvador Novo o el pintor David Alfaro Siqueiros con sus mascotas en un ámbito exterior.
Entre las obras exhibidas están los óleos Niños Pepe y Julia Iglesias Calderón (1855), del mexicano Juan Cordero; Nupcias (1879), del italiano Cesare Agostino Detti; Perro de porcelana (1908), del belga Georges Lemmon; un óleo inspirado en las chicas pin-up del artista estadunidense Gil Elvgren, y una fotografía de Dolores del Río con su perro bull terrier (1936-1938).
El color juega un papel destacado en la museografía de la exhibición, ya que se trabajó con una empresa fabricante de pintura para contar con “una paleta pet-friendly que hace énfasis en cómo ven los animales. Sabemos que los animales pueden distinguir ciertos colores como el amarillo y el naranja, en el caso de los gatos”, apuntó Garay Molina.
La historia que nos une: Animales de compañía en el arte permanecerá hasta el 20 de marzo de 2022 en el Museo Nacional de San Carlos, colonia Tabacalera.