Lee Scratch Perry fue de los iniciadores del llamado reggae roots y el dub. Abrió esos ritmos de Jamaica hacia nuevos rumbos internacionales.
Los medios jamaiquinos informaron que murió ayer a los 85 años de edad en un hospital en Lucea, al norte de Jamaica. Aún no se ha dado a conocer la causa de su fallecimiento. Andrew Holness, primer ministro del país, envió “profundas condolencias” a la familia de Perry.
La obra de Perry estableció las raíces del sonido reggae que Bob Marley hizo mundialmente famoso, mientras que su producción de dub, con su inquietante uso del espacio y el eco, tendría una profunda influencia en el post-punk, hip-hop, música de baile y otros géneros.
Lee Scratch Perry, ganador del Grammy 2002 como mejor disco de reggae llegó a tocar en México. Impulsor de Bob Marley and The Wailers en sus primeros tiempos, hizo retumbar las paredes del centro de convenciones de Tlatelolco y lo hizo junto con otro loco: Mad Professor.
Del dominó a la música
Jugador profesional de dominó y bailarín, comenzó su carrera musical a finales de los años 50. Su pasión lo llevó a trabajar en los principales estudios de grabación de Kingston donde se formó como cazador de talentos, ingeniero, cantante y productor, y años más tarde lo impulsó a fundar la banda The Upsetters, así como el sello discográfico Black Ark Records donde grabaron los que más tarde serían los grandes exponentes del reggae mundial como Bob Marley and The Wailers, Max Romeo, The Heptones y Junior Marvin, entre otros, escribió en La Jornada el músico Gerardo Pimentel, conocido como Zopi.
En los años 60, cuando Marley y su grupo trataban de salir del círculo de canciones exitosas pero cero regalías, entró en acción Lee Perry, quien se deslumbró con el talento del joven, nacido en Nine Mile. De su intervención como productor llegaron éxitos tan grandes como Soul rebel, Duppy Conqueror, 400 Years y Small Axe, que según la biografía de Marley, escrita por Montaña Vásquez, “marcaron la diferencia respecto de la música jamaiquina del momento y supusieron un claro indicio de lo que llegaría a ser el futuro del reggae. De paso, el que por entonces era un seguidor a ultranza de Rastafari, animó y condujo a Bob por el camino que marca la fe”.
Rainford Hugh Perry nació en la parroquia de Hanover en el noroeste de Jamaica en 1936. Dejó la escuela cuando era joven: “No había nada que hacer excepto el trabajo de campo, así que comencé a jugar dominó y aprendí a leer la mente de los demás”.
Clement Coxsone Dodd, director del estudio de reggae y sello Studio One, lo contrató como asistente, luego como buscador de talentos, DJ, gerente de tienda y, finalmente, artista de grabación. Se ganó su apodo de Scratch por una grabación temprana, The Chicken Scratch, en 1965, publicó ayer The Guardian.
En 1973, construyó su propio estudio, el renombrado Black Ark. Experimentó con cajas de ritmos y el potencial de los equipos de estudio. Además de disparar pistolas, romper cristales y probar los ruidos de los animales, también sopló el humo de la mariguana en las cintas maestras para supuestamente mejorar las grabaciones. Fue pionero en la técnica de las versiones dobladas de las pistas de reggae, con el bajo enfatizado, la voz a veces eliminada y la reverberación agregada para crear un espacio sonoro inquietante y resonante. “Veo que el estudio debe ser como un ser vivo, una vida en sí misma. La máquina debe estar viva y ser inteligente. Luego, pongo mi mente en ella que concreta la realidad”.
Excentricidades
Sus excentricidades y su locura dan para hacer una saga, según contó en estas páginas María Rivera. El relato que lo muestra de cuerpo completo es el que cuenta cómo en 1979 disparó primero contra el equipo de sonido de su estudio de grabación y luego le prendió un fuego purificador. Y así, el mítico Black Ark, en el que pasaba cada hora de su vida, quedó reducido a cenizas.
La explicación llegó: no iba a dejar que su esfuerzo y talento terminaran en manos de Babilonia (concepto rasta que identifica lo que queda fuera de África, la tierra prometida, pero que también designa la comercialización, lo establecido).
Sin embargo, no faltan los que dicen que ese estallido no fue sino un signo de locura. Lo cierto es que puso mar de por medio con Jamaica. Fijó su residencia en Suiza, donde se casó, y años más tarde, de la mano del trinitario Mad Professor empezó una nueva etapa con Ariwa Records, con sede en Londres.
Paradójicamente el reconocimiento a su genialidad no ha llegado de la mano de estos nuevos compañeros de ruta, sino con una obra que realizó al retornar a su tierra natal: Jamaica ET, disco premiado con el Grammy.