Carlos Montemayor fue un hombre que luchó contra todo para realizar sus valores políticos libres de la influencia de la visión del Estado y la oligarquía, basados en las causas populares y la lucha indígena, por ser reconocida como protagonista de la historia mexicana, sostuvo el intelectual Enrique Semo.
Durante la ceremonia de recepción del Premio Nacional Carlos Montemayor 2021 que se realizó ayer en el Centro Cultural Los Pinos, el colaborador de este diario agregó que el pensador chihuahuense “fue un hombre de inagotables habilidades, que recorrió muchos senderos de la creación y del pensamiento, la lingüística, la poesía, la traducción de las lenguas clásicas europeas e indígenas, la novela, el cuento y el ensayo. Y en todos ellos sobresalió.
“Su tema principal fue el mundo indígena y sus luchas por ser reconocido como actor fundamental de la historia mexicana. Sus novelas sobre las guerrillas en Chihuahua, Guerrero y Chiapas, sus múltiples artículos y ensayos sobre la vida, el pensar y el actuar de los guerrilleros quedan como un reto a la historia oficial que pretende condenar al olvido o a la infamia estas etapas de la vida y muerte del México contemporáneo.”
Enrique Semo sostuvo que la muerte de Montemayor, en 2010, no afectó la actualidad de su obra. “Cuando Carlos hablaba de los pueblos antiguos y marginados, cuando escribía de las injusticias que se cometen en todo el país, exasperaba a la gente en el poder, porque ahí niegan la existencia de ese México, porque el único con el que se identifican es con el que ellos viven”.
Puntualizó: “Carlos Montemayor no se prestaba a los malabarismos con el gobierno ni con el monopolio de la televisión”.
Recordó que en 1985, durante una comida con amigos, Montemayor dijo que con su novela Guerra en el paraíso “traté de explicar la lucha armada de varios cientos de campesinos que encabezó Lucio Cabañas en la Sierra Sur del estado de Guerrero, de 1967 a 1974. Me parecía evidente que la lucha había sido provocada por las autoridades del estado, el hambre y la represión política”.
Según él, “el guerrillero se desplazaba a lo largo de los pueblos que lo apoyaban con alimentos, información, pertrechos o sólo con el silencio, porque asumían esa lucha como suya. Sus reivindicaciones sociales eran el grito de libertad cuando se habían agotado las vías de la paciencia y la legalidad”.
El también economista explicó que Montemayor fue quien mejor comprendió el significado humano de la guerrilla como “forma de resistencia que se inició en los primeros años de la Conquista en el norte de México y no ha cesado de existir hasta principios del siglo XXI”.