Con clases de ajedrez gratuitas a niños, adolescentes y adultos por la campeona nacional, Yéssica Méndez, vecinos festejaron la recuperación del foro Lindbergh del parque México, después de estar “invadido por tianguis de ropa y promotores de droga”, informó Rafael Guarneros.
El coordinador del comité fundacional de la Asociación de Residentes de la Colonia Hipódromo, señaló que las clases, que contarán con cuatro instructores, se ofrecerán a los interesados todos los domingos de septiembre de 11:30 a 13 horas.
Se trata, explicó, de una disciplina que estimula la mente y puede ayudar a preparar a los niños y jóvenes para la vida y competir de manera estratégica, además de que contribuirá a rescatar este espacio, que es patrimonio cultural arquitectónico de la Ciudad de México.
Un primer paso es atraer a más visitantes nacionales y extranjeros y llamar la atención de las autoridades para que atiendan los daños y pintas que realizó a principios de mes un grupo de “vándalos”, los cuales requieren la contratación de un restaurador.
El retiro de cerca de 60 ambulantes, que se han apropiado de las bancas para ofrecer su mercancía, se planteará también al secretario de Gobierno, Martí Batres, a quien solicitamos una cita para “trabajar de manera conjunta”, dijo.
La omisión de las autoridades a atender esta problemática y el abandono del patrimonio de la ciudad, señaló, “no beneficia a nadie, al contrario, perjudica porque se observa un sentimiento de conformidad e inacción que estimula a los agresores del espacio público”.
El “enviar un mensaje de impunidad a quienes dañan estos espacios o mobiliario urbano es peligroso, por eso decidimos tomar el foro para impartir estas clases de ajedrez, que fueron bien recibidas por grandes y pequeños”, afirmó.
La joven ajedrecista veracruzana, con maestría en ingeniería geofísica, enseñó a los más de 20 participantes cómo se llama cada una de las 16 piezas, sus valores, la forma en qué deben moverse y cómo dar mate al rey de su contrincante para ganar.
Algunos de los asistentes confiaron en que al final de este “curso” no sólo aprendieron a jugar, sino que se volverán “unos buenos ajedrecistas”.