Auspiciada conjuntamente por la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en México, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ, por sus siglas en alemán) desde abril de este año opera la plataforma identificacionhumana.mx, un esfuerzo para homologar y enriquecer criterios técnicos que contribuyan a ubicar la filiación de los restos mortales. Asumida por la Secretaría de Gobernación como una emergencia forense, en México se contabilizan 52 mil cuerpos sin reconocer, según los reportes oficiales más recientes.
“Estoy convencido de que se podrían reconocer miles de personas en el corto plazo” a partir de la unificación de criterios forenses y la utilización de técnicas probadas para esa labor que han sido aplicadas en conflictos armados o desastres naturales, sostiene Maximilian D Murck, director del Programa de Fortalecimiento de Derecho de GIZ.
“Existe voluntad política y recursos para enfrentar la crisis, pero no podemos enfrentarla hasta no tener las estructuras para la identificación de personas.”
Desde la perspectiva de ONU-DH la plataforma fue ideada como un mecanismo para potenciar el uso de la “tecnología al servicio de los derechos humanos”, define Gabriela Gorjón. Se pretende difundir entre los interesados, esencialmente familias afectadas, expertos forenses o autoridades, las alternativas científicas para enfrentar la coyuntura que tiene el país en este ámbito.
Yarimar Ruiz, coordinadora del programa forense en México del CICR, admite que se han hecho “esfuerzos enormes” de sistematización a través del Registro Nacional de Personas Desaparecidas que permita trabajar en hipótesis de búsqueda, pero “se requiere mayor integración de datos porque es tan importante como la información postmortem que puedan hacer los servicios periciales forenses en un análisis”.
Aunque en México se cuenta con una base de huellas en la que están más de 90 millones de personas (el Registro Federal de Electores), no ha habido esquemas que permitan potenciar su aplicación ni se ha podido vincularla con otras bases de datos. Murck resume: “No hay una base de datos centralizada para el uso de la genética o del ADN. Si hay una muestra de ADN en Chiapas de una persona fallecida sin identificar y la familia es de Tamaulipas nunca se va a empatar esta información porque no hay una base de datos centralizados”.
La plataforma pretende también propiciar un debate científico para intercambiar temáticas asociadas a procesos de identificación forense, señala Ruiz. En México es muy importante; se necesita muchísimo para las búsquedas que se están llevando a cabo y que requieren la intervención de arqueólogos u otras opciones técnicas, agrega.
–¿El insuficiente avance en el reconocimiento de cuerpos obedece a deficiencias técnicas o a la falta de voluntad de las autoridades?
–A nivel federal hay mucha apertura de enfrentar la crisis. Se crearon comisiones locales de búsqueda a través de la Comisión Nacional de Búsqueda y mucha voluntad de Gobernación. Pero no se pueden aprovechar las huellas dactilares si no tenemos el necesario flujo de información. De lo contrario, nunca vamos a poder aprovechar esta información en las entidades con fines de identificación –plantea Murck.