Con la puesta en marcha de la reforma que prohíbe la subcontratación, algunas empresas carecen de claridad sobre si podrán o no mantener sus plantillas laborales. Ante este panorama, alrededor de 2 millones de trabajadores se encuentran en la incertidumbre por su estabilidad en el empleo, lo cual les provoca afectaciones en su salud física y mental, señalaron expertos.
De acuerdo con el barómetro de confianza de la consultora Edelman, 67 por ciento de los mexicanos encuestados dijo tener más miedo a perder su trabajo que a contagiarse por Covid-19 (49 por ciento). Esta situación se convirtió en el principal precursor de depresión, estrés, ansiedad y burnout (agotamiento).
En entrevista, José Mársico, director general de Body Systems, firma especializada en programas de bienestar corporativo, refirió que, de acuerdo con estudios de investigación, “casi 80 por ciento” de la fuerza laboral en México reporta “diferentes niveles” de los trastornos antes mencionados.
“Estamos atravesando una reforma muy importante en materia de subcontratación y esto de alguna manera está generando incertidumbre. La pandemia ha acelerado, profundizado y agravado la cantidad de gente que está padeciendo un desequilibrio mental”.
El burnout o agotamiento fue incorporado en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En México se estima que afecta a más de 40 por ciento de los trabajadores y es considerado un problema de salud pública.
“Esta incertidumbre que provoca la reforma, y que todavía no sabemos hacia dónde se van a dirigir” las empresas en la contratación de 5 millones de personas que estaban bajo el régimen de outsourcing, “está generando una mayor grieta en el daño colateral de la salud mental”, indicó Mársico.
Según cifras oficiales, a raíz de la reforma en subcontratación –cuyo plazo y disposiciones transitorias vencen el próximo 1º de septiembre– 2.7 millones de trabajadores han regularizado su relación laboral.
Héctor de la Cruz, abogado laboral de De la Vega & Martínez, coincidió en que “la expectativa de quedar desempleado” incide en la salud tanto física como emocional de los trabajadores, debido a que algunas empresas “están pensando en suprimir cierto número de puestos”. Comentó que existe otro grupo de trabajadores afectados, aquellos que no corren el riesgo de perder su trabajo y “están obligados de alguna manera a laborar más” con la finalidad de conservarlo. Es decir, explicó, “ahora vamos a hacer más con menos en muchas empresas y eso va a llevarlos al burnout, y a desgastar física y emocionalmente a la clase trabajadora en muchas industrias. Una encuesta de plataforma de empleo en línea de OCC Mundial arrojó que, luego de reactivarse la actividad económica y laboral, ocho de cada 10 trabajadores han presentado este síndrome.