Cuando se habla de la inutilidad para la sociedad humana de las organizaciones conocidas como OTAN, OEA, FAO y Banco Mundial y las relaciones comerciales, entre otras, aparentemente estamos hablando de cosas diferentes. Sin embargo, las instituciones que han sido creadas y defendidas por quienes se han servido de ellas, persiguen un objetivo primordial muy claro: apoyar la política dominante de los países capitalistas.
En la segunda decena del siglo XXI, el líder global no parece ser ya la todavía nación más rica del mundo: Estados Unidos, que no podrá sostenerse como lo ha hecho hasta la fecha, pues es el país más endeudado del planeta y en él crece la mendicidad, la inseguridad social y la incertidumbre en cuanto a su industria militar, que es una de las más importantes para su economía.
Estados Unidos compite con China, en lo comercial, con aparentes ventajas para las naciones que se asocian con Washington. porque no tiene que brindar a sus clientes ningún beneficio real o efectivo. China ofrece apoyo (con ganancias, por supuesto) a otras naciones. Y Estados Unidos ha ido a quitarle recursos a los países que ha dominado económica y políticamente.
“China puede influir en un mercado, o dominarlo” esta frase se ha convertido en una constante y en una identificación para la nación asiática.
El gobierno de Xi Jinping está abierto a las negociaciones con cualquier país sin importar su ideología. Incluso, ha insistido en dialogar con el presidente estadunidense en turno. Actualmente, China ha ganado en un plano que por muchos años parecía sólo le pertenecía a Estados Unidos, hablamos de la capacidad de convocatoria en el asunto financiero.
Por lo pronto, el presidente Xi continúa insistiendo en llegar a acuerdos, en fortalecer lazos que sólo tienen que ver con la participación global sin que reciban órdenes de ninguna otra nación. Una de las metas es guardar un equilibrio en la demanda y en la oferta.
Durante el reciente Foro de Boao para Asia, en abril pasado, el llamado del mandatario chino fue ampliar las relaciones con las empresas estadunidenses. Al foro asistieron empresarios de Estados Unidos, dueños de las reconocidas firmas Apple Inc., Tesla Inc., Blackstone Group Inc y Bridgewater Associates.
El Foro Económico Mundial tiene, ahora, su versión para Asia, Foro de Boa para Asia 2021, que se suspendió el año pasado por la pandemia del Covid-19, y cuya realización este año es una evidencia de que China es líder en la propuesta de integración, el país está abierto para los negocios productivos. “Los asuntos internacionales deben llevarse a cabo a través de negociaciones y discusiones, y el destino futuro del mundo debe ser decidido por todas las naciones”.
El equilibrio incluye la independencia para negociaciones libres, no obligadas, con contratos que ofrecen verdaderos beneficios. Debe desaparecer el temor a las relaciones con los países que no son aliados de Estados Unidos, así como las sanciones ilegales a quienes se atrevan a firmar contratos comerciales no autorizados por los llamados países dominantes.
La denominada política del “garrote”, típica de las costumbres imperialistas estadunidenses, es ya obsoleta en el siglo XXI.
El unilateralismo, una de las bases del capitalismo, desequilibra cualquier proyecto de convivencia global. Y, por más que se busquen relaciones de mercado justas, la obsesión por el dominio colonial empobrece, aún más, el futuro económico de naciones hegemonistas.
Existe la opinión de que en sólo 20 años China ha arrebatado a Estados Unidos el liderato comercial con Sudamérica, Asia y África. Según un artículo de Braulio Carbajal, publicado en este mismo diario. Tiene razón en cuanto a que hace dos décadas, las relaciones comerciales eran dictadas por los gobiernos demócratas y republicanos y que en la actualidad la mayoría de los países europeos y asiáticos, contando a Rusia también, están negociando con China.
Puede que sean algo más que 20 años en los que autoridades chinas han venido trabajando, con grandes esfuerzos, por salir de la marginación industrial y comercial. Que, además, se han basado en una política con perspectivas diferentes, no de dominio, sino de negociación y beneficios mutuos.
Recordemos que, la calidad de los productos chinos, han venido mejorando con los años. Esa fue la estrategia que siguieron para satisfacer al mercado mundial. Hace, aproximadamente, 40 años se reconocían deficiencias en sus mercancías, sin embargo, el bajo precio las convirtió en un satisfactor inmediato. Actualmente, su industria, tecnología y ciencia, son reconocidas en prácticamente todo el mundo.
Twitter: @Antonio.Gershenson