El Presupuesto de Egresos de 2022, sin ninguna reforma fiscal y con un apoyo prolongado a las entidades productivas estatales, encenderá las alarmas de riesgo financiero a finales de este año o principios del siguiente, alertó JP Morgan.
En vísperas de la publicación formal del presupuesto de 2022, en la primera semana de septiembre, Gabriel Lozano, economista en jefe para México y Centroamérica de JP Morgan, afirmó que la falta de una reforma fiscal está dejando a la economía mexicana expuesta a choques externos, por lo que hay poco margen de error ahora que los fondos de estabilidad (cuya finalidad era amortiguar los efectos sobre las finanzas públicas y la economía del país cuando se observe una recaudación menor a la esperada) se han agotado.
“Las tasas de interés aumentarán a nivel mundial, con los principales bancos centrales ya logrando un progreso significativo en la estrategia de salida a la liquidez monetaria actual, y el crecimiento estructuralmente más bajo en México depende demasiado del estímulo estadunidense, una combinación que evitará una corrección positiva en la dinámica de la deuda del país.
“Cada vez es más preocupante el monto comprometido con las entidades productivas estatales del sector petrolero y eléctrico; los fondos de pensiones del sector salud y el servicio de la deuda, que representaron más de 40 por ciento del gasto total programable en el primer semestre de 2021”, explicó Lozano.
Presiones monetarias
Desde el 2018, el gobierno federal ha hecho uso de los recursos de fideicomisos públicos, ha aumentado los impuestos especiales, logró incrementar la recaudación de impuestos corporativos vencidos y agotó una parte de los fondos para tiempos difíciles. Sin embargo, estas acciones no lograron aumentar los ingresos de manera permanente por encima de 23 por ciento del PIB en el 2020.
De acuerdo con el especialista, la recesión inducida por la pandemia tiene parte de la culpa, pero la falta de un plan de estímulo fiscal significativo durante la pandemia está afectando los ingresos tributarios sensibles al crecimiento, tal es el caso del impuesto al valor agregado (IVA) y los impuestos sobre la renta.
El compromiso de la administración actual de “no nuevos impuestos” ha ejercido más presión sobre el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para que busque fuentes alternativas (no ortodoxas) de ingresos para mantener los objetivos fiscales generales en línea con lo anunciado a principios de año, incluso si esto implica ejercer más presión sobre entidades independientes como el Banco de México.
“La trayectoria fiscal actual es mucho mejor de lo esperado a mediados de 2020, lo que permitió a las agencias de calificación crediticia otorgarle al soberano México el beneficio de la duda este año. Veamos qué dirán después de la publicación del presupuesto de 2022”, destacó el economista.
Gabriel Lozano sostiene, además, que los desafíos de la política monetaria del banco central provienen de las próximas acciones de política monetaria global; así como de cambios relacionados con la pandemia, tanto en las preferencias de los consumidores, como en la utilización de la capacidad productiva y las expectativas de inflación, las cuales son igualmente preocupantes para este año y para el 2022.