Kabul. Bombazos y fuego de artillería cerca de la base aérea británica en las cercanías del aeropuerto de Kabul mataron ayer al menos a 13 uniformados estadunidenses y 60 afganos, incluidas mujeres y niños que buscaban huir del régimen Talibán.
Los atentados suicidas, que fueron reivindicados por Isis, ocurrieron al tiempo que las fuerzas británicas se preparaban para abandonar el hotel Baron, ubicado en el camino al aeropuerto, donde se reunieron afganos desesperados que intentaban escapar en los últimos vuelos de la evacuación.
Imágenes de video mostraban una zanja húmeda a un lado de la barda que rodea el perímetro del aeroupuerto, que quedó llena de cadáveres ensangrentados; y a personas que buscaban entre los muertos a sus seres queridos.
Entre los desaparecidos está Lufthar Hussein Wardak, quien llegó al retén estadunidense con la esperanza de abordar un vuelo para huir.
“Me llamó para decirme que había logrado pasar el retén talibán y que se dirigía al estadunidense”, contó su hermana, Meena. “Estaba muy emocionado. No volvimos a escuchar de él. Creímos que la batería de su teléfono se había agotado durante la larga espera. Después un amigo de él nos dijo que hubo una explosión, y ahora tratamos de contactar a los hospitales”, relató.
La carnicería siguió a repetidas advertencias de los gobiernos estadunidense y británico, de que la rama local del Isis, conocida como Isis-Khorasan, planeaba un ataque en el aeropuerto a medida que se acerca el plazo límite del presidente estadunidense, Joe Biden, para completar la evacuación de 6 mil soldados internacionales y que vence el martes próximo.
Isis reivindicó el ataque anoche a través de su canal en Telegram y celebró el hecho de que hubiera talibanes entre las víctimas.
Boris Johnson, premier británico, prometió continuar los esfuerzos de evacuación a pesar del “bárbaro” atentado, y agregó que la “inmensa mayoría” de quienes eran elegibles para ser rescatados ya fueron sacados de Afganistán por la Real Fuerza Aérea.
Las explosiones ocurrieron en la entrada del aeropuerto conocida como Puerta Abbey, custodiada por fuerzas estadunidenses, sobre un camino paralelo al canal de aguas negras cerca de la entrada del hotel Baron, que está a unos 274 metros de distancia, y donde la gente hacía fila para que les procesaran sus solicitudes para salir del país.
También hubo repetidas ráfagas de disparos. Estos ataques coordinados hicieron que la multitud y las tropas se hacinaran en un estrecho corredor sobre el camino que no tenía salida.
Entre los 13 muertos estadunidenses hay 12 marines y un médico naval; además, 18 efectivos estadunidenses resultaron heridos, pero no se reportaron víctimas británicas.
Varios testigos dijeron que tras el primer bombazo, los talibanes comenzaron a disparar al aire en un intento de dispersar a la multitud. Esto provocó confusión y más pánico. Algunas personas, incluso quienes estaban heridas, saltaron al canal de aguas negras.
Lo ocurrido hace que de inmediato se cuestione la relación entre el Talibán y otros grupos islamitas con presencia en Afganistán como Isis y Al Qaeda.
Bajo el acuerdo de Doha, que pavimentó el camino hacia el retiro militar occidental, el Talibán supuestamente debe evitar los atentados “terroristas”.
Ha habido contactos regulares entre las fuerzas estadunidenses y británicas con los talibanes: tanto con altos funcionarios como con líderes locales. William Burns, director de la CIA, sostuvo pláticas confidenciales con el líder talibán, mulá Abdul Ghani Baradar, a principios de esta semana, sobre temas relacionados con las evacuaciones y la seguridad.
Ha habido numerosas alertas en días pasados, incluida una que presenció The Independent, cuando se reportó que un hombre que llevaba un artefacto explosivo en una bolsa pasó a través de las filas británicas, y se dirigió a un retén estadunidense. A pesar de que había una descripción detallada del sospechoso y se emprendió una intensa búsqueda, el individuo nunca fue encontrado.
Tropas británicas de la Brigada de Asalto 16 y de las fuerzas especiales custodiaban parte del área donde ocurrieron las explosiones. Ellos, y soldados de otros países occidentales estaban siendo remplazados por estadunidenses durante los últimos días, ante la reciente reducción de su presencia militar.
Washington y sus aliados apremiaron ayer a los civiles a que se mantuvieran alejados del aeropuerto, debido a la amenaza de un ataque del Isis.
En los pasados 12 días, los países occidentales han evacuado a cerca de 100 mil personas, en su mayoría afganos que colaboraron con ellos, pero reconocen que miles fueron dejados atrás después de la orden de Biden de retirar a todas las tropas antes del 31 de agosto.
Los últimos días de las evacuaciones aéreas muy probablemente serán usados, sobre todo, para llevarse a las tropas que quedan. Canadá y algunas naciones europeas ya anunciaron que sus vuelos fuera de Afganistán han concluido, al tiempo de que lamentaron públicamente la abrupta retirada ordenada por Biden.