El Estado Islámico de Afganistán (conocido también como Estado Islámico Provincia Khorasán o Isis-K) surgido en enero de 2015, está conformado por una amalgama de talibanes afganos y paquistaníes. Su objetivo es compartido con otras organizaciones afines: imponer un estricto régimen de acuerdo con la sharia (ley islámica), con doctrinas incluso más duras que las del Talibán, a quienes consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 con el gobierno de Estados Unidos, encabezado entonces por Donald Trump.
Su actual líder es Shabab Muhajir, presunto experto en guerrilla urbana y que sería el cerebro de algunas de las operaciones más complicadas perpetradas por el grupo. Algunas fuentes apuntan a que anteriormente estuvo vinculado con la red Al Qaeda.
Calculan que cuenta con mil 500 combatientes
En el informe de julio de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el comité encargado de dar seguimiento a las sanciones contra Al Qaeda y el Estado Islámico calcularon entre 500 y mil 500 los combatientes del grupo. Además, Isis-K ha conseguido desplazarse a otras provincias, como Nuristán, Badghis, Sari Pul, Baghlan, Badajsán, Kunduz y Kabul, “donde los combatientes han formado células durmientes”.
La ONU añadió que “el grupo ha reforzado posiciones en Kabul y sus alrededores, donde ha perpetrado la mayoría de sus atentados”. Uno de los más recientes fue cometido el pasado 8 de junio contra un equipo de desminadores que trabajaban para la organización no gubernamental HALO Trust en la provincia de Baghlan, que provocó 10 muertos y al menos 16 heridos.