Las escuelas son fundamentales para el desarrollo, la seguridad y el bienestar de niñas, niños y adolescentes. Cerrarlas debe ser el último recurso y sólo de forma temporal, afirmó Astrid Hollander, jefa de Educación de la oficina en México del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En entrevista con La Jornada, señaló que en el regreso a las aulas se debe tener una “mirada más local” sobre los riesgos epidemiológicos que se enfrentan en las aulas frente a los desafíos que entraña para los menores seguir sin clases presenciales, que incluye no sólo el rezago educativo y la deserción, sino también la posible exposición a diversas formas de violencia o abuso.
Ante las críticas de diversos sectores de maestros y padres de familia que rechazan el retorno a las actividades presenciales en los planteles ante el riesgo de un contagio de Covid, enfatizó que “hay que mirar a nivel local, cuál es la situación epidemiológica frente a la capacidad de la escuela de aplicar medidas de mitigación”.
Hollander insistió en que existen razones claves para el regreso presencial a clases: el cierre de las escuelas tiene un impacto en el aprendizaje de los alumnos, pero también en su bienestar, pues se encuentran en etapas críticas de su desarrollo. Los centros escolares, afirmó, no implican mayor propagación del virus si se aplican las medidas adecuadas de mitigación, y recordó que en México niños y adolescentes “pueden ir a todas partes, menos a la escuela”.
Adelantó que para finales de septiembre se prevé que todos los planteles públicos del país puedan operar un sistema de seguimiento, elaborado por la Subsecretaría de Educación Básica y Unicef-México, con el que se construirá un mapa o tablero georreferenciado sobre la operación de los planteles.
Con este instrumento, explicó, cada escuela, por medio de un celular y una matriz amigable, podrán completar la información sobre cómo opera su centro escolar, saber si está abierto, cuál es el estado de su infraestructura, si tiene acceso a agua y saneamiento, y sus condiciones de higiene.
También se solicitará información a los directores de cada plantel sobre su matrícula, si regresaron o no todos los alumnos y si operan en un modelo escalonado de clases, además de que deberán determinar las razones por las que no reabrió la escuela.
Incluso, deberán reportar si el personal docente regresó o no a laborar y las posibles causas, así como informar sobre casos sospechosos o confirmados de Covid-19 en sus instalaciones.
“Este tablero nos va a permitir tener una mirada sobre lo que está pasando, un mapa a escalas federal, estatal, municipal y por escuela (…) esperamos que a finales de septiembre tenga un uso generalizado”, subrayó.