Ciudad de México. Hay consenso en el Banco de México: la inflación global y las afectaciones en las cadenas de suministro y producción de bienes y servicios han hecho que los precios generales en México se encarezcan y también lo hagan los insumos que, se supone, son menos propensos a la volatilidad.
Como resultado, los integrantes del organismo prevén que la inflación —el aumento generalizado en el precio de bienes y servicios— no se acerque a la meta objetivo del Banco de México, que es 3 por ciento anual, sino hasta inicios de 2023. Esto quiere decir que al menos año y medio el precio general de vida en el país incrementaría por arriba de ese parámetro.
Al publicar la minuta de la reunión de política monetaria del pasado 12 de agosto —cuando, por mayoría, se decidió aumentar de 4.25 a 4.50 por ciento la tasa de interés del Banco de México— el organismo pormenorizó sobre la votación dividida que llevó al incremento.
Reportó que el gobernador Alejandro Díaz de León, así como los subgobernadores Irene Espinosa y Jonathan Heath votaron a favor de aumentar la referencia. Mientras los subgobernadores Galia Borja y Gerardo Esquivel se pronunciaron por mantenerla en 4.25 por ciento.
En el debate consignado por el banco central, la mayoría de los integrantes mencionó que en julio la inflación general anual fue de 5.81 por ciento, mientras que la subyacente fue de 4.66 por ciento; lo que ha resultado en que el índice de precios lleve varios meses por encima del objetivo de 3 por ciento.
La mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno señaló que por la diversidad, magnitud y el extendido horizonte en el que los choques han afectado a la inflación, ello puede implicar un riesgo para la formación de precios.
Además, la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del banco central señaló que las actualizaciones de las trayectorias esperadas para las inflaciones general y subyacente son más elevadas que las publicadas en el último Informe Trimestral.