El Sistema Arrecifal Mesoamericano, distribuido entre México, Guatemala, Belice y Honduras, es la segunda formación de corales más grande del mundo, después de la Gran Barrera de Australia.
Una investigación realizada por el Centro de Investigación Científica de Yucatán, la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y la Universidad del Norte de Illinois mostró que dicho ecosistema marino está en riesgo de contaminación debido a las más de 200 toneladas de químicos provenientes de los bloqueadores solares que usan los turistas que visitan la Riviera Maya cada año.
Mediante la observación del comportamiento de los visitantes, el análisis de la actual legislación sobre el tema y las implicaciones ambientales de distintos tipos de bloqueador solar, los investigadores desarrollaron una fórmula para medir el impacto que ha tenido el aumento del turismo y el uso de estos productos en los pasados 12 años.
Para estimar la cantidad de químicos vertida en el Caribe, los científicos determinaron valores como el porcentaje de turistas que utilizan bloqueador solar, el número de veces que una persona se aplica la sustancia y el porcentaje de entrada a un sistema acuático. Mezcla de sustancias orgánicas e inorgánicas, la fórmula del bloqueador solar varía mucho en función de cada fabricante; sin embargo, componentes dañinos como la oxibenzona y el octinoxanato son comunes en la fabricación de estos productos.
Por sus características, resulta complicado determinar la cantidad de estos componentes en el agua; sin embargo, concentraciones de un milígramo por litro han sido encontradas en distintos océanos.
En el caso de la Península de Yucatán, cuya geología kárstica permite mayor filtración y permeabilidad de sustancias, el transporte de contaminantes se facilita todavía más, afectando los arrecifes de coral de forma más acelerada.
Normatividad y educación
Debido a la falta de legislación al respecto, los investigadores también indagaron sobre la percepción de residentes y visitantes en torno los bloqueadores solares y su nivel de contaminación. Los científicos consideran que puede ser de gran utilidad que los vacacionistas sean mejor educados en torno al impacto que estos productos tienen en la vida y el ambiente marinos, debido a que 90 por ciento de las personas todavía utilizan bloqueadores de Sol convencionales, y más de 40 por ciento de los catalogados como biodegradables contienen sustancias que pueden causar daños al medio ambiente.
Sin embargo, los investigadores también señalan que para atender el problema es necesaria una legislación tanto en áreas marinas como en cuerpos acuáticos en tierra. “Sin regulaciones específicas, la salud de estos ecosistemas acuáticos dependerá de la responsabilidad de cada individuo para tomar decisiones amigables con el medio ambiente”, señala la investigación publicada en Applied Sciences.
Mejorar el etiquetado en los productos con advertencias sobre el impacto ecológico de esos productos podría ayudar a que los turistas hagan mejores elecciones.
Las tres áreas estudiadas que mayor incremento de residuos de bloqueador solar tuvieron en los pasados 12 años fueron Cancún, Isla Mujeres y la Riviera Maya, por lo que los científicos señalan que esas zonas deberían ser investigadas de manera prioritaria para conocer más acerca de los efectos adversos que los químicos puedan tener en los ecosistemas marinos.
Otros destinos turísticos similares al Caribe mexicano ya han legislado sobre el uso de bloqueadores perjudiciales para la vida marina. La República de Palos, Key West e Islas Vírgenes, en Estados Unidos, y Aruba, Venezuela, son algunos lugares que ya cuentan con prohibiciones al respecto.
Participaron en el estudio Diego Armando Casas-Beltrán, Karelys Febles-Moreno, Emely Hernández-Yac, Courtney Maloof Gallagher, Jesús Alvarado Flores, Rosa María Leal Bautista y Melissa Lenczewski.