Ciudad de México. Que Ricardo Anaya “no me eche la culpa, ¡que no sea marrullero! Se le hace fácil decir ‘me persiguen, me persiguen’. Yo no tengo nada qué ver absolutamente”, recriminó el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su conferencia de prensa de ayer, ocupó poco más de media hora en explicar el origen de la investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) contra el ex candidato presidencial panista: las denuncias de Ernesto Cordero, Javier Lozano y Emilio Lozoya.
“Es muy importante que se conozca más porque hay veces que se da una noticia sin contexto. No puede haber texto sin contexto. Él acusa de ser perseguido por el Presidente, por mí, y eso es una mentira, eso es falso.”
Y de ahí subrayó que la historia se debe contar bien. “Ricardo Anaya es una gente joven, relativamente; no era muy conocido, de repente llega a ser dirigente nacional del PAN y va avanzando porque tiene un buen manejo de medios de publicidad. Acuérdense cómo antes los medios inflaban a los supuestos políticos, era arreglarse de una forma, peinarse con moco de gorila”, y sonrió socarrón.
“Entonces, este joven empezó a escalar y empezó a hacer a un lado a sus compañeros, a dirigentes importantes, creo que hasta a (Felipe) Calderón. Luego de que ya es candidato se le voltea al presidente Peña y en el debate dijo que iba a meter a la cárcel al presidente Peña. Pues a partir de ahí también se le generaron problemas porque sintieron que estaba traicionando”.
El mandatario reprochó que al queretano “se le hizo fácil decir: ‘Me está persiguiendo Andrés Manuel’. Ahora sí que como diría su compañero, camarada del bloque conservador (Vicente Fox), ‘¿y yo por qué?’ Él, pensando que echándome la culpa, sintiéndose perseguido, la iba a librar. Muy mal, muy mal ese proceder”.
También reiteró que “cuando se lucha por una causa se puede ir a la cárcel y, al contrario de sentirse mal, se fortalece un dirigente. ¿Cuál sería la lección para los jóvenes? Que no hay que estar pensando en que la política es encaramarse en cargos sin escrúpulos morales de ninguna índole. No es para trepadores, no es para ambiciosos. No se puede hacer política sin ideales, sin principios, no es ‘me voy a colar, incluso voy a atropellar a todos’.
“No tengo nada qué ver con la persecución que supone Ricardo Anaya. Si la Fiscalía y el Poder Judicial lo acusan de corrupción y es inocente, que no se ampare ni huya, que se defienda con pruebas y con la fuerza de la verdad. Ni deberíamos nosotros estarnos ocupando de esto si hicieran su trabajo los medios de información, pero como son tapadera callan como momias”.
Recordó quiénes son Ernesto Cordero –secretario de Hacienda con Calderón– y Javier Lozano, quien –con su paroxismo– amenazó a Zen Li Yegon, provocó el exilio de Napoleón Gómez Urrutia y hasta le endilgó haber recibido dinero de Rusia. Pidió se proyectaran videos de ambos acusando a Ricardo Anaya de lavado de dinero.
Su vocero, Jesús Ramírez, le hizo saber que ya existe un citatorio para el queretano en el Reclusorio Norte y por un momento el Presidente ponderó la comparecencia de Anaya: “eso es lo que tiene que hacer, ir allá a declarar y defenderse, que dé la cara y que demuestre que no recibió dinero y adelante”.
–Pero no se va a presentar –se le dijo.
–Ah, ¿no se va a presentar? Pero podría presentarse, incluso amparado, yo no me amparé ni aconsejo que un dirigente se ampare. Y que lo defienda su partido, el nuevo partido pues, porque ya no… ¿Cómo se llama el nuevo partido? No sé.