Kabul. Estados Unidos y sus aliados se exponen a “consecuencias” si retrasan su salida de Afganistán, prevista para el 31 de agosto, con el fin de continuar con las evacuaciones en Kabul, advirtió ayer un portavoz del Talibán, quien agregó que no se formará un gobierno mientras haya soldados estadunidenses en el país.
“Si Estados Unidos o Reino Unido piden más tiempo para continuar con las evacuaciones, la respuesta es no, o habrá consecuencias”, declaró Suhail Shaheen, portavoz del Talibán, al canal británico Sky News.
El presidente estadunidense, Joe Biden, presionado por sus aliados, entreabrió antier la posibilidad de mantener las tropas más allá del 31 de agosto para seguir con la evacuación, algo que para Shaheen significaría “prolongar la ocupación”.
Aseguró, además, que los afganos que intentan marcharse del país lo hacen por motivos económicos y no por miedo al Talibán.
Los talibanes también advirtieron que no anunciarán la constitución de un nuevo gobierno mientras haya soldados de Estados Unidos en Afganistán, declaró una fuente del movimiento islamita a la agencia de noticias Afp.
El gobierno del premier británico, Boris Johnson, anunció poco antes su intención de abogar ante Estados Unidos por prolongar las operaciones en Kabul más allá de la fecha límite, durante una cumbre virtual del G-7 organizada para hoy.
Desde que tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto, los talibanes intentan convencer a la población de que su régimen será menos brutal que el anterior (1996-2001). Pero sus promesas no detienen la voluntad de miles de huir del país.
El Pentágono informó que en las últimas 24 horas evacuó a 11 mil personas, y espera sacar del país asiático a 15 mil estadunidenses y también a unos 50 mil o 60 mil afganos.
Según el general Hank Taylor, el número de personas trasladadas desde julio en vuelos estadunidenses ascendió a 42 mil, de las cuales 37 mil fueron evacuadas desde que comenzaron las operaciones de transporte aéreo, el pasado día 14.
Alemania, por su parte, anunció que ha ayudado a más de 2 mil 500 personas a huir, y Reino Unido, a más de 5 mil 700.
No obstante, son muchos más los que quieren salir del territorio, de ahí la idea de intentar aplazar la fecha límite del 31 de agosto para conseguir evacuarlas.
Francia considera necesario un plazo adicional para completar la operación, señaló el ministro de Exteriores, Jean Yves Le Drian.
La víspera, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, estimó “imposible” evacuar a todas las personas antes del 31 de agosto en entrevista con la agencia Afp.
Para reforzar la evacuación, Washington ordenó a seis grandes aerolíneas comerciales trasladar a Estados Unidos a los evacuados de Kabul que se encuentran en bases estadunidenses en el Golfo y Europa.
Washington reafirmó su objetivo de completar la salida de sus ciudadanos de Afganistán antes de lo previsto. “Como ya ha dicho el presidente, creemos que tenemos tiempo de aquí al 31 para evacuar a todos los estadunidenses que lo deseen”, comentó Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del mandatario Biden. También descartó un eventual diálogo entre el gobierno estadunidense y el Talibán “por el momento”.
El caos continúa en el aeropuerto de Kabul, donde ayer un guardia afgano murió en un tiroteo en el que también participaron soldados alemanes y estadunidenses, informó el ejército de Estados Unidos.
La resistencia
Fuera de Kabul se han dado brotes de resistencia contra los talibanes. Algunos ex soldados del gobierno se congregaron en el valle de Panshir, zona que es considerada bastión antitalibán.
Anoche informaciones no confirmadas mencionaron enfrentamientos en los alrededores del valle, donde el ex vicepresidente Amrullah Saleh se refugió y decretó la resistencia contra los fundamentalistas.
En las redes sociales, las cuentas favorables a la resistencia negaron cualquier avance de los talibanes, asegurando que las emboscadas los detuvieron.
Uno de los dirigentes del movimiento en Panjshir, denominado Frente de Resistencia Nacional (FRN), es Ahmad Masud, hijo del fallecido comandante antitalibán Ahmad Shah Masud.
El FRN está preparado para un “conflicto de largo plazo”, afirmó su portavoz, Ali Maisam Nazary, en caso de no alcanzar un compromiso con los talibanes sobre un gobierno descentralizado.
De acuerdo con el vocero, miles de afganos llegaron a Panshir para combatir al nuevo régimen o con la intención de refugiarse.
Pero los talibanes aseguraron que rodearon a los combatientes de la resistencia en el valle del Panshir, y reslataron que quieren negociar en lugar de pelear.
“Enviamos nuestra delegación a Panshir para negociar; si rechazan una tregua y prefieren luchar, esa será su decisión, en este caso, nos veremos obligados a reaccionar”, afirmó el portavoz de la oficina política del Talibán, Suhail Shaheen.
Subrayó que la política del movimiento es “pacífica y conciliadora”. Reveló que el Talibán negocia con Amrullah Saleh, quien reivindica el papel de mandatario legítimo de Afganistán.
Según el portavoz, se envió también un grupo de líderes religiosos a la provincia para persuadir a las fuerzas de resistencia de que resuelva el conflicto mediante el diálogo.
Mientras, Irán apeló a todas las partes afganas a frenar la violencia y a negociar la formación de un gobierno de Afganistán “representativo de la diversidad” y que mantenga vínculos amistosos con sus vecinos, al tiempo que reanudó las exportaciones de combustible al país centroasiático.
En ese contexto, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, prometió un “compromiso duradero” de su país en Asia, cuando el retiro de Afganistán provoca temores en la región.
“Nuestro gobierno tiene un compromiso duradero en Singapur, en el sureste asiático y en la región del Indo-Pacífico”, garantizó Harris, de visita en Singapur.
En otro orden, la aprobación del presidente Biden cayó seis puntos desde que estalló la crisis en Afganistán, de acuerdo con un sondeo de la consultora Hill-Harris dado a conocer ayer.
En medio de las críticas a su administración por el retiro de las tropas del país de Asia Central, el índice de aceptación del jefe de la Casa Blanca cayó de 55 a 49 por ciento.