Marceline. Familias se reunieron en aldeas en el suroeste de Haití este fin de semana para realizar servicios religiosos y funerarios, una semana después de que un terremoto azotó la región, con saldo de más de 2 mil 200 muertos y la destrucción de decenas de miles de edificios.
VIDEO: Haitianos regresan a las iglesias; pandillas ofrecen ayuda.
El número de fallecido a raíz del sismo se elevó a 2 mil 207. Un total de 344 personas están desaparecidas, mientras 12 mil 268 resultaron heridas, informaron autoridades.
En el balance aún parcial también constataron 52 mil 923 viviendas destruidas y más de 77 mil dañadas, además de más de 200 escuelas derrumbadas
El colapso de iglesias en algunos de los pueblos y aldeas más afectados de la empobrecida nación caribeña dejó a los residentes llorando a sus muertos en los campos abiertos.
En la iglesia católica romana Paroisse Saint-Joseph De Simon, en las afueras de Les Cayes, la ciudad del suroeste que sufrió la peor parte del terremoto, unos 200 fieles se reunieron para la primera misa dominical desde el desastre.
“Todos lloraban hoy por lo que habían perdido”, señaló el sacerdote Marc Orel Saël. “Y todos están estresados porque la tierra todavía está temblando”, agregó, refiriéndose a las réplicas casi diarias durante toda la semana.
Cerca de 600 mil personas se han visto directamente afectadas por el terremoto de magnitud 7.2 y necesitan ayuda humanitaria urgente, expresaron las autoridades haitianas.
Sin embargo, llevar alimentos y agua a los afectados es un reto logístico ante los asaltos a los convoys de carretera por grupos de delincuentes.
“Tenemos un problema de seguridad que es cada vez más evidente”, admitió ante la agencia de noticias Afp Jerry Chandler, director de Protección Civil de Haití.
Desde junio es imposible transitar con seguridad el tramo de dos kilómetros de la carretera nacional que atraviesa la zona de Martissant, barrio pobre de Puerto Príncipe, la capital haitiana, y campo de batalla de pandillas.
Dado que la destrucción y los daños son especialmente graves en las zonas rurales remotas, las autoridades haitianas se centran en el reparto de la ayuda humanitaria por vía aérea, a través de un helicóptero de la ONU y ocho aviones proporcionados por el ejército estadunidense.
El terremoto sacudió Haití en medio de un periodo de extrema agitación política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio pasado. Las acusaciones expuestas en un informe de un grupo local de derechos humanos provocaron un nuevo impacto durante el fin de semana.
El informe sobre el asesinato de Moïse de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos señaló que el nuevo premier, Ariel Henry, habló por teléfono la noche del asesinato con uno de los principales sospechosos, Joseph Felix Badio.
Jean-Junior Joseph, colaborador cercano de Henry, tuiteó que el premier le aseguró que “nunca había hablado” con Badio, ex funcionario haitiano.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, resaltó el trabajo de la brigada médica de su país que colabora en la atención a los damnificados por el terremoto, y reiteró que permanecerán ahí mientras el pueblo haitiano los necesite.