El presidente López Obrador recordó ayer que en la elección presidencial de 2000 los “grandes” empresarios apoyaron a Fox (entre ellos Eduardo Tricio Haro, cabeza visible del Grupo Lala), y una vez en Los Pinos el mariguanero nombró director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a quien era gerente… del Grupo Lala, corporativo que arrasó con los mantos acuíferos de La Laguna para dar de comer y beber a sus vacas, y producir millones de litros de leche, mientras la población regional prácticamente se quedó “seca”.
El mandatario reconoció que por sobreexplotación “hay una situación crítica de contaminación por arsénico de los mantos acuíferos en La Laguna. Durante todo el periodo neoliberal se dedicaron a dar concesiones para extraer agua en el norte del país, en donde más escasea el agua, la zona más desértica. ¿Saben para qué?, para producir alfalfa, que consume muchísima agua, que la leche en una proporción casi total es agua, entonces producir leche con alfalfa significa consumir muchísima agua”.
A pesar del saqueo permanente, de que la prioridad siempre fueron las vacas y no la población, Andrés Manuel aseguró que ahora “los de Lala están ayudando y quieren que la gente (de La Laguna) tenga agua saludable”. Tal vez se trate de una suerte de acto de contrición del empresario, pero es muy difícil de creer, por aquello de la fábula del sapo y el alacrán.
Pero bueno, si de recordar se trata, años atrás México SA (Tricio y sus vacas, 14 de agosto de 2006, de la que se toman los siguientes pasajes) documentó el citado saqueo y comentó que “el Grupo Lala tiene suerte porque, entre otras gracias divinas, las autoridades federales le permiten secar los mantos acuíferos de la zona Lagunera y de otras áreas de la República; acapara 40 por ciento del mercado nacional de leche, es el primer consorcio lechero del país y principal abastecedor –por adjudicación directa, sin la monserga de las licitaciones– de Liconsa, la institución encargada del abasto popular del lácteo”.
Este corporativo, encabezado por Eduardo Tricio Haro, es uno de los que más permisos de explotación de mantos acuíferos tiene en su cartera, autorizaciones que palomea la Conagua, presidida por Cristóbal Jaime Jáquez, quien por una casualidad de la vida hasta el 30 de noviembre de 2000 –víspera de la llegada del “cambio”– fue director general del Grupo Industrial Lala. Ello, no obstante que el empresario y su familia apostaron, en 2000, a la candidatura de Labastida Ochoa.
Ganó el “cambio” y con la llegada de Jáquez (también ex empleado de Coca-Cola) Lala aumentó geométricamente los permisos para obtener agua, sobre todo en las zonas áridas de la República. Información de Conagua revela que Tricio Haro –con más de 200 mil vacas– está autorizado a succionar alrededor de 2.5 millones de metros cúbicos de agua, con los consabidos efectos ambientales.
De acuerdo con el Instituto de Ecología de la UNAM, Conagua autorizó la explotación de 250 pozos de la reserva protegida Cuatro Ciénegas y valles cercanos; 50 de ellos comenzaron a funcionar en marzo (de 2006); en tres meses abatieron el agua de las pozas en un fenómeno conocido como sifón. “Los pozos que se comenzaron a explotar fueron para Lala, la cual, para producir un litro de leche utiliza mil litros de agua durante el invierno y 10 mil en verano”.
Sólo a Liconsa, Lala le vende algo así como 70 millones de litros de leche, de tal suerte que es cuestión de echar números sobre lo que de agua consumen Tricio Haro y sus vacas. Tal vez por esa suerte de tener amigos y ex empleados en el “cambio”, el empresario se ha convertido en uno de los magnates de la región lagunera y, como es clásico en ellos, lo mismo pertenece al consejo consultivo de Nafin en Coahuila o al de Telmex, preside organizaciones altruistas, patronatos como el del Teatro Nazas, dirige la Unión de Crédito Industrial y Agropecuario de la Laguna, o firma desplegados a favor de Fox (sin olvidar Banamex y Aeroméxico, entre otros).
Eso fue en 2006. Entonces, ¿Tricio y sus vacas se redimieron? Dudoso.
Las rebanadas del pastel
Para Joe Biden, con los atentos saludos de Vladimir Putin: “es necesario detener la política irresponsable de imponer valores ajenos desde el exterior, las ambiciones de construir democracia en otros países según moldes ajenos sin considerar las peculiaridades históricas, nacionales, religiosas e ignorando completamente las tradiciones de estos pueblos”.