Instituciones. Douglass North postulaba que toda actividad humana supone una estructura conformada por instituciones y enlistaba el ámbito de estas: reglas formales, normas informales y las características de los mecanismos establecidos para hacerlas cumplir. North pone particular atención al aspecto de las normas informales fuertemente impregnadas por la cultura.
Normas informales. Expresan los códigos morales de los sistemas de creencias que pueden tener elementos comunes en todas las culturas, pero también específicos a cada sociedad. Mientras las instituciones formales pueden ser cambiadas por mandato, aún no está suficientemente entendido como se modifican las informales puesto que “no se prestan a la manipulación deliberada”.
Con este esquema quisiera avanzar en lo que serían los andamios de gobernabilidad en nuestra historia reciente.
El régimen autoritario. Los andamios de gobernabilidad se resumían a un tripié: en el centro el presidencialismo junto al partido único y a las interacciones entre reglas formales e informales que tenían como punto de referencia a la Constitución. El partido hegemónico se sustentaba en las corporaciones sociales que, además de representar a través de una serie de encadenamientos piramidales a sectores sociales mayoritarios, también ejercían dos funciones clave: detectar el estado de ánimo de las fuerzas sociales y, por otra parte, constituirse en la correa de trasmisión de la ideología de la Revolución Mexicana entre la población usando los aparatos ideológicos claves como la escuela, las universidades y los centros de investigación.
La transición. Para Jesús Silva Herzog Márquez (1999) más que de transición habría que hablar de mutación. Para este autor la forma de la mudanza mexicana se parece muy poco a las transiciones democráticas en otras partes del mundo. De lo que está repleto el escenario es de viejos trastos con nuevas tareas... (1999) A este régimen lo denomina este autor como transitocracia, es decir, en palabras del autor como un sistema político con un amplio pero irresponsable pluralismo en donde los actores políticos adquieren el poder para bloquear las acciones de los adversarios, pero carecen de la determinación para actuar en concierto. Se trata en resumen de un enjambre de vetos.
El régimen de las alternancias. La relativa emancipación de los elementos que integraban los tres puntales del tripié autoritario –presidencia, partido hegemónico e interacciones entre reglas formales e informales– ocasionó que el centro político se desmadejara y se generaran desarticulaciones regionales y sectoriales que terminaron siendo colonizadas por diversos intereses fácticos. Pero la gobernabilidad de esta decadencia estuvo administrada por nuevos andamios que emergieron como un resultado no planeado de la transición desde el autoritarismo. Este nuevo andamiaje constaba de cuatro patas: un presidencialismo acotado, un diarquía partidista –PRI y PAN–, a veces apoyada con el PRD, un conjunto disperso y fragmentado de organismos civiles articulado a través de distintas causas ciudadanas aunque mayormente vinculadas con derechos ciudadanos o mas ampliamente con los derechos humanos y, finalmente, un amplio conjunto de intelectuales públicos que desde la academia, los medios de comunicación impresos y de manera notable los medios electrónicos, se constituyeron en el puntal decisivo de estos andamios.
Su peso se incrementó en la medida que, se convirtieron –aun en su diversidad– en los principales canales de interlocución con las élites políticas y, crecientemente, con las económicas.
Sobre los intelectuales públicos y la conformación de los nuevos andamios de la gobernabilidad en el régimen actual me referiré en la siguiente entrega.
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