Con una alternancia promedio de 66 por ciento en todos los cargos de elección en disputa desde que existe el Instituto Nacional Electoral (INE), no es necesaria una reforma de gran calado de cara a la elección presidencial de 2024, sólo pequeños ajustes, aseveró el consejero presidente, Lorenzo Córdova. Proponer cambios profundos con el objetivo de renovar a las autoridades electorales “termina por ser miope, [una idea] alimentada por filias y fobias”, la cual, de no contar con amplio consenso, estaría condenada al fracaso.
Al presentar el libro Elecciones: justicia y democracia, Córdova criticó los tiempos en que se pretende impulsar modificaciones sustanciales, particularmente cuando “nuestros grandes problemas nacionales, no nos equivoquemos, están en otro lado, no en la materia electoral. Son los irresueltos problemas de pobreza creciente, desigualdad ominosa, corrupción, impunidad, inseguridad y violencia que siguen estando ahí como promesas incumplidas”.
En la transición mexicana, ninguna reforma estructural se ha probado en primera instancia en una elección presidencial, dijo. En todos los casos se han aprobado en el inicio del ciclo sexenal, por lo general, ante inconformidades de los partidos que perdieron la elección, lo que contrasta con lo que ahora se promueve a la luz de los resultados de los comicios de 2018 y 2021.
Al insistir que no es propicio promover una reforma en medio de incesantes ataques a la autoridad electoral, reivindicó la importancia de que los cambios deben emanar del máximo consenso, porque “la definición de las reglas del juego es una condición indispensable para la estabilidad y gobernabilidad democrática”.
Subrayó que “los cambios al sistema electoral no pueden ser, si se me permite la expresión, un asunto de estómago, sino una apuesta de gran alcance, resultado de diagnósticos y análisis ampliamente razonados, y de una discusión seria e incluyente”.