Londres. Grandes fabricantes de automóviles, como Toyota y Volkswagen, hicieron esta semana nuevas advertencias sobre la escasez de semiconductores, que no tiene visos de cuándo se resuelva.
Después de verse obligados a cerrar plantas el año pasado por la pandemia, los fabricantes de automóviles se enfrentan una dura competencia con la electrónica de consumo para conseguir chips en medio de trastornos en la cadena de suministro mundial.
Los problemas recientes ocurren a medida que aumentan los casos de Covid-19 en los países asiáticos que albergan fábricas de automóviles y plantas de chips, como Japón, Filipinas, Tailandia, Vietnam y Malasia, lo que ha llevado a imponer restricciones para evitar contagios.
La japonesa Toyota había logrado evitar en gran medida los recortes de producción, gracias a una política de almacenamiento de chips que se remonta al terremoto de 2011 y al desastre nuclear de Fukushima.
Pero el mayor fabricante de automóviles del mundo por volumen de ventas informó este jueves que recortará la producción mundial para septiembre en 40 por ciento, lo que afectará a 14 plantas en Japón y otros lugares, incluyendo la mayoría de sus fábricas estadunidenses.
La alemana Volkswagen, el segundo fabricante de automóviles por volumen, detrás de Toyota, reconoció que no podía descartar más cambios en la producción. Ford Motor informó esta semana que cerrará temporalmente su planta de Kansas City, donde arma su camioneta F-150, la más vendida y la más rentable.
Algunos fabricantes de automóviles han advertido que la crisis de los chips se prolongará hasta 2022. Los automóviles dependen cada vez más de los chips para todo, desde la gestión informática de los motores para mejorar el ahorro de combustible hasta las funciones de apoyo al conductor.