El retorno de Renato Ibarra a la plantilla del América demuestra que prevalece la impunidad de las figuras deportivas en temas de agresión y violencia de género, explicó Claudia Pedraza, especialista en temas de género y deporte de la Universidad La Salle.
“No es exhibir al jugador, pero se demuestra una impunidad, los clubes y la Liga Mx aún no toman medidas ni crean protocolos específicos para enfrentar estos casos”, lamentó la especialista.
Después de haber sido detenido en 2020 por intento de feminicidio contra su pareja Lucely Chalá, el delantero Renato Ibarra fue transferido al Atlas y ahora regresa al club americanista para cubrir la baja por lesión de Leo Suárez.
La directiva de las Águilas justificó el retorno del jugador al asegurar que “ha solucionado sus problemas familiares”, al llegar a un acuerdo legal con su esposa para retirar los cargos.
Además, “ha sido capacitado en materia de equidad de género ante el Centro Especializado para la Erradicación de las Conductas Violentas Hacia las Mujeres, del gobierno de Jalisco”.
Pedraza apuntó que, más que castigos, los clubes deben crear cláusulas en los contratos de los jugadores para prevenir situaciones de violencia de género en el entorno familiar y personal de los futbolistas y, sobre todo, capacitar a los deportistas para hacerlos concientes de esos temas.
“El América no ha podido rescindir el contrato con Renato porque la pérdida o multa económica sería muy grande, por eso es importante buscar cláusulas específicas para estas circunstancias, deben crear medidas pensando en el futuro”, expuso.
“Todos los clubes deben generar sus protocolos de prevención y atención ante sucesos de violencia de género y no sólo medidas preventivas, sino establecerlo en los contratos, porque, de persistir estas medidas discrecionales, las cuales quedan a la voluntad de quien toma las riendas del asunto, son un margen para la impunidad, al tiempo que los jugadores no tienen herramientas para procesos justos”.
Indicó que si Renato Ibarra tomó un curso de violencia de género o no tiene cargos legales, “no es suficiente, pues el negociar o recibir el perdón no implica que no se cometió un delito”.
Ahora, lo que corresponde, aludió la especialista, es que el América debe dar seguimiento particular para evitar que el jugador repita un caso de agresión y desarrollar la impartición de temas de sensibilización y perspectiva de género con el resto del plantel. “Si el club ya aceptó al jugador, ahora debe haber una responsabilidad de su parte. Debe asegurarse de que no cometerá otro acto de agresión, tendrá que haber un acompañamiento, no se trata de vigilarlo, sino dar una garantía a la sociedad”.