Ciudad de México. El “consumo inadecuado” de Plataformas Over the Top (OTT ́s) en niñas, niños y adolescentes, puede generar efectos adversos, consideró un grupo de expertos en neurodesarrollo y psiquiatras infantiles.
En la presentación del Estudio Cualitativo Las Audiencias infantiles y el Consumo de Contenidos en Plataformas Over the Top (OTTs), Óscar Díaz, titular de la Unidad de Contenidos y Medios Audiovisuales del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
En conferencia virtual, expuso que entre los “posibles riesgos asociados al consumo inadecuado de plataformas OTTs en niñas, niños y adolescentes destacan dificultades para dormir, irascibilidad, hiperactividad y cambios que están relacionados con una sobrestimulación a la dopamina,
que se conoce como el neurotransmisor del placer.”
Añadió que “dicha exposición excesiva a este neurotransmisor también se relaciona con dificultades de autocontrol y aparición de conductas orientadas a entrar en contacto con fuentes de placer, como el que pueden proveer algunas plataformas.
“Del mismo modo el consumo excesivo de plataformas OTTs, aunado a la disminución de actividades presenciales, puede encaminar al desarrollo limitado de habilidades sociales y a conductas de sedentarismo”.
Las plataformas y aplicaciones OTTs son aplicaciones que ofrecen contenido de video a través de internet.
El estudio develó que su consumo adecuado también puede contribuir al desarrollo de diversas habilidades, por ejemplo “los contenidos de YouTube pueden contribuir al aprendizaje de nuevas palabras, al desarrollo motriz a través del baile y entretenimiento, por medio del canto y la música”.
Diaz indicó que “otra de las habilidades que se ha vinculado al uso de plataformas es la capacidad de realizar diversas tareas de forma simultánea y al fortalecimiento de la investigación”.
Asimismo, al “desarrollo psicosocial, permite conocer otras culturas, mantener comunicación con amigos y familiares que se encuentran a distancia y adquirir posturas éticas que promueven valores como cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad, la cooperación y los derechos humanos”.
Advirtió que los especialistas indican que “debido a una mayor frecuencia de exposición a la información, pueden surgir problemas en el desarrollo del pensamiento crítico, conduciendo a audiencias a más vulnerabilidad o infodemia o manipulación”, entre otros aspectos.
“En el contexto de la era digital las niñas, niños y adolescentes han buscado otros caminos para desarrollar habilidades sociales, como son la construcción de la identidad basada en la popularidad virtual y buscan cubrir parámetros de apariencia para lograr la aceptación de sus pares”.
Precisó que los procesos de apropiación varían con respeto a la edad.
“En niñas y niños de dos a ocho años, estos se basan primordialmente en la imitación, por lo que estas audiencias actúan los juegos o se disfrazan o se comportan como sus personajes favoritos, ya sean ficticios o reales”.
Precisó que “entre los nueve y los 14 años, con la entrada de la adolescencia, cambian las dinámicas de apropiación, y éstas se focalizan, a diferencia de cómo lo vimos en el primer grupo etáreo que era la imitación, en la adopción de lenguaje, por lo que es esperable que las audiencias de estas edades utilicen palabras o frases que sus influencers o personajes favoritos utilizan”.
Citó algunos ejemplos de apropiación, sobre todo cuando los modelos conductuales son influencers o creadores de contenido.
“Yo quiero ser youtuber, porque tiene muchos likes y ganan mucho dinero, y además se la pasan viajando”, señaló una persona de Hermosillo de seis años con OTT de paga.
Destacó que el grupo de profesores expertos coincidió en que “el acceso temprano a plataformas OTTs, y el consumo en exceso puede traer consecuencias en el comportamiento y en el neurodesarrollo”.
Recordó que el consumo de medios se encuentra contraindicado en niños de dos a cuatro años. “Los expertos consideran que a esta edad las experiencias multisensoriales y empíricas son claves para el adecuado desarrollo de las infancias”.
Añadió que el consumo entre los cinco y ocho años, “puede contribuir al desarrollo de una conducta adictiva” e incidir “en afectaciones cognitivas como la disminución de la capacidad de la concentración, habilidades de aprendizaje y dificultades para trazar necesidades que son más notorias a mayor edad, y esto se ve con mayor frecuencia entre los niños entre los nueve y 11 años”.
Entre los 12 y 14 años, debido a cambios en el comportamiento propios de la adolescencia, “se pueden ver afectadas las conductas de consumo adictivo y compulsivo de OTTs”.
Hizo hincapié en que estas “opiniones son resultado de las entrevistas llevadas a cabo con los expertos como parte del estudio, no son inferencia o análisis o conclusiones a las que haya llegado este instituto, no somos expertos en la materia”, expertos en neurodesarrollo y psiquiatras infantiles, fueron quienes nos dieron estas opiniones como parte de esta técnica de recopilación de información”.
Diaz remarcó que ante los efectos del consumo excesivo de OTTs, “resulta medular la participación de madres y padres en actividades de supervisión, respecto de los hábitos de exposición de sus hijas e hijos”.
En este sentido mencionó el control parental y el establecimiento de “barreras” y de “límites en el acceso a OTTs”.