Debido al cambio de uso de suelo, la agricultura está asociada a más de 50 por ciento de las enfermedades infecciosas zoonóticas que han afectado a los seres humanos desde 1940, advierte el informe del Grupo de trabajo científico internacional para prevenir las pandemias en su origen, de la Universidad Harvard.
Con el crecimiento poblacional y el aumento de la inseguridad alimentaria a causa de la pandemia, las inversiones en agricultura sostenible y en la prevención del desperdicio de cultivos y alimentos son fundamentales para reducir las pérdidas de biodiversidad, conservar los recursos hídricos y evitar un mayor cambio en el uso de la tierra, al tiempo que se promueve la seguridad alimentaria y el bienestar económico, indica.
Destaca que la propagación de posibles patógenos pandémicos se produce a partir de la actividad ganadera, la caza y el comercio de animales salvajes, la destrucción de bosques tropicales, el cambio de uso de suelo así como la urbanización rápida y no planificada.
Agrega que el cambio climático también reduce los hábitats y empuja a la fauna terrestre y marina a desplazarse a nuevos lugares, lo cual genera condiciones para que los patógenos entren en nuevos huéspedes, indica el informe del grupo constituido por el Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente de la Escuela de Salud Pública T. Chan de Harvard y el Instituto de Salud Global de Harvard.
Advierte que los recursos que se han invertido en el control de los brotes de pandemias, como las pruebas de diagnóstico, los medicamentos y las vacunas son fundamentales, pero insuficientes para hacer frente al riesgo. Señala que la disponibilidad de las vacunas contra el Covid-19 en muchos países de ingresos bajos y medios sigue siendo insuficiente, e incluso en las naciones más ricas la cobertura de las vacunas está lejos de alcanzar los niveles necesarios para controlar la variante delta.
Un estudio previo de Aaron Bernstein, director del grupo de trabajo, y otros autores reveló que los costos de prevenir la próxima pandemia, mediante la reducción de la deforestación y la regulación del comercio de especies silvestres, ascienden a tan sólo 22 mil millones de dólares al año, 2 por ciento de los costos económicos y de mortalidad de la respuesta al Covid.