Kabul. El Talibán prometió dar a las mujeres de Afganistán todos sus derechos, bajo la ley de la sharia, y aseguró que no buscará venganza contra sus enemigos ni permitirá que el país sea usado como base para perpetrar ataques “terroristas” en el extranjero. En una ofensiva para proyectar carisma llevada a cabo ayer, a días de que tomaron el control del país, los islamitas trataron de garantizar a sus opositores locales y foráneos que el emirato tendrá un gobierno responsable.
El vocero del grupo, Zabihullah Mujahid, habló del “compromiso hacia los derechos de las mujeres según el sistema de la sharia”, y aseguró que “el suelo de Afganistán no será usado contra nadie”, además de enfatizar que “existe seguridad plena en todo el país”.
Pero mientras el Talibán presentaba su imagen reformada, había reportes preocupantes de redadas nocturnas y arrestos de sospechosos por hombres armados, lo que produjo trepidación en todo aquel que siente que podría ser blanco de los islamitas.
Mujahid se convirtió en el rostro público del Talibán en las conversaciones diplomáticas con Estados Unidos realizadas en la capital qatarí de Doha, y conservó esta posición a medida de que el movimiento se adueñó de Afganistán en una ofensiva militar sorprendentemente veloz. El vocero fue vago cuando se le cuestionaron sus promesas, especialmente en el tema de los derechos de las mujeres. “Nadie va a lastimarlos, nadie va a tocar a sus puertas”, garantizó.
Sin embargo, una serie de allanamientos y arrestos ha causado grave preocupación entre aquellos que se opusieron al mandato teocrático de los yihadistas. Por lo pronto, las redadas han sido limitadas en número. Se han enfocado, según el Talibán, en criminales y ex funcionarios que podrían tener armas en sus hogares. Pero se cree que han sido detenidos periodistas locales y activistas por los derechos civiles.
El hermano de un militante estudiantil que no quiso que se publicara su nombre indicó: “Vinieron hombres a nuestra casa a mitad de la noche; no se identificaron y se llevaron a mi hermano. Fuimos a las estaciones de policía locales pero están cerradas. En un puesto de control talibán nos dijeron que no sabían nada. Estamos muy preocupados”.
Las autoridades talibanes niegan que sus opositores políticos sean su objetivo y dijeron que todos los casos de secuestro serán investigados, aunque aseguran que éstos pudieron ser obra de pandillas criminales. Una de las razones por las que los islamitas ingresaron a Kabul, aseguró Mujahid, fue porque “el gobierno anterior fue tan incompetente que las autoridades no podían hacer nada para garantizar la seguridad. Tuvimos que hacer algo”.
La población criminal en Kabul se ha incrementado, de hecho, porque el Talibán abrió las rejas de la prisión de Pul-e-Charkhi, cuando entraron a la capital, en una táctica que usaron anteriormente en otras ciudades que capturaron. Los reos liberados se unieron a las filas de los insurgentes, pero también dejaron sueltos a individuos peligrosos en un lugar repleto de armas de fuego.
Unos cien hombres fueron detenidos en el aeropuerto, donde miles se volcaron tras la toma de la ciudad el pasado domingo. Muchos afganos trataron de llegar al área militar del aeropuerto para abordar vuelos enviados por gobiernos extranjeros para evacuar a sus ciudadanos, en un intento por escapar del peligro de los islamitas.
Muchos de los que se sienten amenazados por el Talibán se esconden. Samira Husseini, activista afgana por los derechos de la mujer, quien intentó salir del país antes de que su vuelo se cancelara, declaró: “Estoy siendo muy cuidadosa, me mudé al hogar de un pariente y trato de mantener un perfil bajo. Trataré de salir del país cuando la situación en el aeropuerto mejore”.
Husseini no se dejó convencer por la promesa de Mujahid de que “las mujeres estarán trabajando hombro con hombro con nosotros. Queremos asegurarle a la comunidad internacional que no habrá discriminación”.
“Ya hemos visto lo que ocurrió en las ciudades que cayeron bajo su control: ordenaron a las mujeres que estaban en sus lugares de trabajo que se fueran a casa; a las que estudiaban les dijeron que no hay lugar para ellas en colegios y universidades. Esa es la realidad que enfrentamos”, señaló Husseini.
El gobierno británico ha prometido que hasta 20 mil afganos recibirán refugio en el esquema de reasentamiento de ciudadanos de Afganistán, pero se prevé que sólo 5 mil de ellos lleguen a Reino Unido a finales de 2021.
El portavoz de la Organización de Naciones Unidas Stéphane Dujarri expresó: “Necesitamos ver qué es lo que sucederá en realidad, y pienso que tendremos que ver en los hechos esas promesas”.
En tanto, la Unión Europea anunció que suspenderá todo pago de ayuda para el desarrollo destinado a Afganistán.
La promesa de evitar crear enemigos domésticos o extranjeros también se vio desafiada en el territorio afgano. Amrullah Saleh, vicepresidente del derrocado gobierno, declaró en Twitter que él es ahora “el presidente encargado legítimo” de Afganistán. En un principio se dio por hecho que Saleh había huido del país al igual que el presidente Ashraf Ghani y otros funcionarios.
Llamado a la “resistencia”
Pero el ex jefe del servicio de inteligencia afgano, conocido con las siglas en inglés NDS, es un implacable enemigo del Talibán y llamó a comenzar la lucha armada: “No hemos perdido el espíritu y veo enormes oportunidades en el futuro. Basta de advertencias inútiles. Únanse a la resistencia”.
En el aeropuerto de Kabul se reanudaron los vuelos para evacuar a extranjeros y a afganos que quieren huir del país tras las caóticas escenas ocurridas 24 horas antes. Cerca de una docena de vuelos partieron ayer, pero la ministra de Defensa francesa, Florence Parly, informó que los retenes de los talibanes en los caminos que conducen al aeropuerto hicieron el acceso extremadamente difícil.
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, afirmó: “las imágenes de desesperación en el aeropuerto de Kabul son una vergüenza para la política de Occidente”, en referencia a las escenas caóticas del pasado lunes, cuando miles de afganos desesperados por huir corrían por las pistas de aterrizaje del aeropuerto capitalino.